Científicos de la Universidad de Bristol han revelado cómo minúsculos microbios del Ártico, necesarios para dar forma a la superficie de los glaciares, sobreviven en condiciones extremas gracias a capas que crean ellos mismos, según un artículo publicado en el diario BMC Genomics.

Por primera vez, los investigadores del Centro de Glaciología de Bristol, siguió al genoma Phormidesmis Priestleyi que pertenece a la cianobacteria, un antiguo grupo de microorganismos fotosintéticos capaces de transformar la energía de la luz solar en azúcares usando dióxido de carbono y agua. Estudios recientes han mostrado que los hábitats de frío extremo prosperan gracias a la vida de los microbios. En el Ártico, la Antártida y lugares situados a gran altitud donde las plantas no pueden sobrevivir, las cianobacterias sirven como productores primarios y representan la base de la cadena trófica microbiana. En la capa de hielo de Groenlandia, el genoma Phormidesmis Priestleyi ayuda a formar agujeros de cryoconite, unos charcos oscuros llenos de polvo en la superficie de la capa del hielo. Estos agujeros pueden encontrarse cubriendo bastas áreas del hielo creando estos microbios tan importantes en la ingeniería del ecosistema de glaciares y la capa de hielo.