En un ambiente de creciente violencia entre musulmanes y cristianos coptos en el sur de Egipto, estos últimos han decidido rebelarse y exigen que las autoridades egipcias castiguen a los responsables de quince ataques sectarios.

En los últimos tres meses, residentes coptos en las provincias de Minia y Beni Suef (sur) han sufrido agresiones y la quema de sus casas, lo que les ha obligado a abandonar sus hogares y desplazarse a otras zonas.

Siete de los ataques tuvieron lugar en Minia, según detalla la activista y portavoz del grupo Egipcios Contra la Discriminación Religiosa, Nader Shukry, que organizó ayer una sentada frente a la sede de la Fiscalía General de Egipto, en el centro de El Cairo, para pedir una investigación urgente de los sucesos.

En la protesta, una treintena de participantes levantaron pancartas con eslóganes como "Que los criminales no escapen al castigo", "No a la complicidad de la seguridad con la violencia sectaria" y "Los cristianos son egipcios".

Mina Samir, un joven copto de 34 años que viajó de Minia a El Cairo para participar en la sentada, dijo que decidió acudir porque "en los últimos meses se han repetido los sucesos sectarios y siempre absuelven a los culpables".

A finales de mayo, una anciana fue desnudada por un grupo de musulmanes en la aldea de Al Karam, al sur de la ciudad de Minia, por rumores de una relación entre su hijo, de confesión cristiana, y una mujer musulmana.

La familia de la mujer se desplazó de esa población a la ciudad de Minia, después de que rechazara someterse a una sesión de reconciliación organizada por jeques de la aldea, según dijo su hijo Auni, que aseguró que no volverán hasta que se aplique la ley.