El Papa ha criticado la actitud falsa de algunos cristianos que van a misa los domingos, dan limosna a la Iglesia, pero son corruptos. "La vanidad es como una osteoporosis del alma: los huesos desde afuera parecen buenos, pero dentro están todos corroídos", ha señalado durante la homilía de la Misa en la capilla de la Casa Santa Marta.

En este sentido, ha descrito la vanidad como "un engaño" que "enmascara la propia vida" y "enferma el alma, porque enmascara la propia vida para aparentar, para fingir".

"En el alma pueden producirse dos inquietudes. Una de estas es buena, que es la inquietud que nos da el Espíritu Santo y hace que el alma esté inquieta para hacer cosas buenas. La mala inquietud, esa que nace de una conciencia sucia", ha agregado.

Por ello, ha recordado que las personas que "hacen el mal", "tienen la conciencia sucia y no pueden vivir en paz, porque viven con una irritación continua, en una urticaria que no lo deja en paz". "El mal tiene siempre la misma raíz, cualquier mal: la codicia, la vanidad y el orgullo. Y los tres no te dejan la conciencia en paz; estos tres no dejan entrar la sana inquietud del Espíritu Santo, sino te llevan a vivir así: inquietos, con miedo. Codicia, vanidad y orgullo son las raíces de todos los males", ha indicado.

En esta línea, ha dicho que la vanidad "no tiene larga vida, porque es como una burbuja de jabón". "¿Qué ganancia obtiene el hombre por toda la fatiga con la cual se abruma? --se ha preguntado--. Se preocupa por aparentar, por fingir, por parecer. Esta es la vanidad".

Finalmente, el Papa ha recordado que la muerte convierte al hombre en "alimento de los gusanos". "Todo este enmascarar la vida es una mentira, porque te comerán los gusanos y no serás nada", ha concluido.