El ictus es esa enfermedad de la que toda la población tiene alguna noción, pero que nadie sabría reconocer si le está ocurriendo a un ser querido o a sí mismo.

Este es el principal problema con el que se encuentran en los servicios hospitalarios de Canarias. "El ictus no duele y, si no conoces sus síntomas, no sabrás que te esta pasando", explica Mercedes Pueyo, neuróloga y responsable de calidad de la vía clínica de atención al paciente de ictus en el Hospital Universitario de Canarias (HUC). Es en el reconocimiento previo, donde los doctores de los hospitales tinerfeños, el HUC y el Universitario de Nstra. Sra. de la Candelaria (HUNSC), hacen mayor hincapié. De hecho, la prevención y la divulgación de conocimientos sobre esta enfermedad es donde más cojea el servicio.

En cuanto a métodos sanitarios, parece que cada vez se avanza más, y que los índices de mortalidad bajan. En el HUC, por ejemplo, existe un gran equipo multidisciplinar compuesto por neurólogos, cardiólogos, radiólogos intervencionistas, personal de enfermería y de urgencias, cirujanos vasculares y rehabilitadores. Todos ellos conforman lo conocido como vía clínica de atención al paciente de ictus del hospital. Por su parte el HUNSC cuenta con la Unidad de Ictus, donde pueden ingresar al año una media de 200 pacientes. Según Antonio Medina, coordinador de esta unidad, "en 2015 hubo 179 ingresos, aunque los neurólogos pueden valorar al año una media entre 300 y 400 pacientes con esta patología".

"El ictus es una de causas más importantes de mortalidad en la población", asegura Medina, "Es la tercera causa de muerte después de las enfermedades cardíacas y el cáncer. Pero el ictus, aparte de la mortalidad, es la principal causa de discapacidad a largo plazo en la población en general", explica. "Tiene la misma urgencia que el corazón", puntualizó Pueyo. De hecho, y según la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, el año pasado se atendieron en Canarias, 2557 pacientes con ictus, a pesar de ser segunda Comunidad Autónoma por menos muertes por ictus.

El ictus es el término que se utiliza para denominar a las enfermedades vasculares del cerebro. Ocurre cuando una de las arterias cerebrales se obstruye. "Es como si algo estuviera atascando una cañería", explica Mercedes Pueyo.

Para tratarlo se pueden ejecutar dos tipos de procedimientos: la fibrinolisis o la trombectomía mecánica. La primera consiste en suministrar un fármaco que disuelve el trombo. En el caso de que la fibrinolisis no funcione, deben llevar a cabo un método mecánico llamado trombectomía, en el que se introduce un cateterismo al paciente para retirar el trombo.

Si se llega a una situación en la que no se pueda actuar en menos de cuatro horas para disolver el trombo de alguna manera, el paciente podría quedarse discapacitado o incluso morir. Entre las discapacidades se encuentran la pérdida del habla, del entendimiento o de la capacidad motora de brazos y piernas. Antonio Medina incide en que, para prevenir los ictus, también se deben controlar la hipertensión arterial, la diabetes o el colesterol, junto a un estilo de vida saludable.

Instrucciones para diagnosticar un ictus

Pero, ¿cómo se sabe cuándo alguien está padeciendo un ictus? En primer lugar, hay que conocer lo qué pasa cuando se sufre un ictus. Cuando se padece, este accidente cerebrovascular actúa dificultando la capacidad de habla, haciendo que los brazos y las piernas pierdan fuerza, torciendo la boca o generando inestabilidad.

Llamar al 1-1-2

En el momento en que se visualizan o se padecen alguno de estos síntomas, se debe llamar rápidamente al 1-2-2 y pedir que se ponga en marcha el Código Ictus. El servicio de Urgencias, trasladará a la persona afectada directamente al hospital de referencia. En el caso de Tenerife, serán el Hospital Universitario de Canarias o el Hospital Nstra. Sra. de la Candelaria.

Horas críticas

Es de vital importancia ante estos casos actuar lo más rápido posible, pues, tras el diagnóstico de los primeros síntomas, se suceden cuatro horas y media que resultan críticas. La diferencia entre actuar antes o después de este periodo es tan abismal como conseguir un alta inmediata o padecer una discapacidad el resto de la vida.