Investigadores han descubierto unos subespacios matemáticos llamados q-análogos de códigos, que se pensaba que no existían, y que pueden ser útiles para la transmisión de datos más eficiente.

En la década de 1970, un grupo de matemáticos comenzó a desarrollar una teoría según la cual los códigos podrían presentarse en un nivel un paso más alto que las secuencias formadas por ceros y unos, los referidos q-análogos.

Durante mucho tiempo, no se encontró ninguna utilidad - ni siquiera se buscó - para la teoría hasta hace diez años, cuando se entendió que sería aplicable en la transmisión de datos eficaces requeridos por las redes de datos modernas. El desafío era que, a pesar de los numerosos intentos, los mejores códigos posibles descritos en la teoría no se habían encontrado y por lo tanto se creía que ni siquiera existían.

Sin embargo, un grupo internacional de investigación no estuvo de acuerdo. "Pensamos que podría muy bien ser posible", dice el profesor Patric Östergard de la Universidad Aalto.

"La búsqueda fue un desafío debido al enorme tamaño de las estructuras. Su búsqueda es una operación gigantesca incluso si hay una capacidad computacional de muy alto nivel disponible. Por lo tanto, además de las técnicas algebraicas y las computadoras, también tuvimos que usar nuestra experiencia y adivinar por dónde empezar a buscar, y de esa manera limitar el alcance de la búsqueda.

La perseverancia fue recompensada cuando el grupo formado por cinco investigadores encontró la mayor estructura posible descrita por la teoría. Los resultados fueron presentados recientemente en la publicación científica Forum of Mathematics, Pi, que publica sólo una docena de artículos cuidadosamente seleccionados por año.

Las universidades de Aalto (Finlandia), Technion (Israel), Bayreuth (Alemania), Ciencias Aplicadas de Darmstadt (Alemania), California San Diego (EE.UU.) y Tecnológica de Nanyang (Singapur), participaron en el estudio.

Según se explica en un comunicado de la universidad finlandesa, aunque los avances matemáticos rara vez se convierten en historias de éxito financiero inmediato, muchas cosas modernas que damos por sentado no existirían sin ellos. Por ejemplo, el álgebra booleana, que ha desempeñado un papel clave en la creación de computadoras, se ha desarrollado desde el siglo XIX.

La idea básica de la nueva contribución es, en realidad, intentar aprovechar al máximo la potencia del transmisor, lo que en la práctica significa intentar transmitir datos utilizando la menor energía posible. "Nuestro descubrimiento no se convertirá en un producto de inmediato, pero puede convertirse gradualmente en parte de Internet", declaró Östergard.