Hace seis años Hugo Pardo Kuklinski se cansó de teorizar sobre los efectos de la cultura digital y decidió "embarrarse". Este doctor en Comunicación, entonces profesor en la Universidad de Barcelona, no dejó de hablar de cómo cambiar el sistema, pero, además, empezó a hacerlo. Renunció a su plaza y fundó Outliers School, una empresa que diseña modelos disruptivos de escuelas. Cuenta con una trilogía de libros sobre los efectos de la tecnología en nuestras vidas: "Opportunity Valley", "Geekonomía" y "Planeta Web 2.0". Mañana dará una conferencia en la Universidad de La Laguna bajo el título "Los 10 verbos del postdigitalismo. Emprender desde el futuro".

¿Qué es el postdigitalismo y cómo nos afecta?

Hace poco salió un libro de Kevin Kelly, que es uno de los grandes expertos en cibercultura, que se llama "Lo inevitable", donde analiza los verbos inevitables del futuro. Me gustó la idea y conecté los conceptos de este libro con el tema de la educación. Habla de cómo se está incorporando todo el tema de inteligencia artificial a la vida. Desde la aplicación Siri en el Iphone hasta Google o cómo navegas tú en las redes sociales, que te crees que lo que ves es lo que tú eliges, pero hay un algoritmo que decide todo...

El pensador israelí Yuval Noah Harari habla también mucho del poder de los algoritmos. En una entrevista reciente dijo que Facebook y Apple van a tener más control sobre nosotros que el que tuvo el KGB. ¿Es un pensamiento apocalíptico o es real?

Es real. El negocio de Google ya no es la búsqueda, es el procesamiento de los datos, la inteligencia artificial. Ayudar a las organizaciones a tomar decisiones. Eso va a ser fundamental para los estados, para los ciudadanos, para las corporaciones y, por supuesto, para la educación. Lo ejemplifica Kelly en su libro. Un niño que nace hoy en un país desarrollado no tendrá más necesidad de ir al médico para ver el historial clínico. Tú tendrás una app y te sacarás sangre tú y tendrás el resultado en tiempo real. Irás al médico a que te cure, no a que te diga que tienes colesterol.

¿El postdigitalismo, entonces, es, más que una filosofía o una ideología, una etapa de la humanidad?

Exacto. En 2010 saqué un libro que se llama "Geekonomía" donde ya hablaba ya de este concepto. Todos hablamos de la cultura digital, pero la cultura digital lleva ya 30 años y más.

Seguimos diciendo nuevas tecnologías...

Hay que inventarse algo nuevo. Ya no se trata solo de cómo uso el móvil o si puedo usarlo en el aula o no. Tiene que ver con conceptos de los que no estamos hablando, con inteligencia artificial, con cómo gestionamos los datos, cómo tomamos decisiones, cómo manejamos la privacidad o la relación con el Estado con nuestros datos... Son conceptos mucho más trascendentes que un tuit o los amigos que tengo en Facebook. En España, sin embargo, estamos discutiendo aún el digitalismo. Estamos en un debate que tuvo lugar hace diez o quince años.

¿La educación no debería liderar ese debate?

Para mí la educación es uno de los ecosistemas más atrasados de todos, junto con la administración pública y la política. Seguimos enseñando e interactuando con nuestros alumnos como lo hacíamos 200 años atrás.

La fórmula de la clase magistral está pasada de moda...

Esta idea de que el más inteligente del aula es el profesor no vale. Vivimos en una sociedad red y mi rol como profe es formar una red y que la red se autogestione.

El profesor es un mediador.

Exacto. El profesor tiene que dejar de ser un divulgador de contenidos y ser un curador de lo que está pasando. Tiene que empezar a trabajar con conceptos de metadatos, entender a las personas una a una... Tenemos que darnos cuenta, como los algoritmos, de que tú eres completamente diferente a la persona que tienes al lado y que no puedo enseñarlas ni evaluarlas a las dos igual.

¿Y eso cómo se cambia?

Este cambio se ha convertido en una obsesión para mí. En 2013 formamos "Outliers School". Entonces yo era profesor universitario, investigador, y lo dejé por eso. Me gusta hablar, teorizar, pero dije "basta, me tengo que poner a hacer lo que digo que hay que hacer". Montamos este proyecto y trabajamos en universidades y escuelas haciendo proyectos concretos, tangibles, de menos a más, escalables, de rápida ejecución y bajo presupuesto e innovadores para el contexto.

Y dentro de una universidad como la de La Laguna, ¿por dónde empezamos?

Para mí tiene que cambiar todo. La estructura de la Universidad, el rol del profe, el diseño curricular... Todo gira alrededor de unas asignaturas, de lo que pasa en el aula, pero, a la vez, todo es inconexo y no hay nada de criterio de laboratorio. Yo me imagino una universidad donde no haya más asignaturas, que sea un laboratorio vivo. A veces habrá alguna clase teórica y yo podré hablar una hora, inspirar a los alumnos, o dar un bloque de doce horas sobre algo, pero ellos no estarán todo el tiempo en aulas. Los chicos tienen que estar solos, trabajar por objetivos concretos... Ya hay mucha gente haciendo eso. El MIT Medialab siempre funcionó así y hay un proyecto que se llama Singulary University que también es así... Y también está pasando en España: el proyecto Imagine trabaja muy bien esto...

¿Y las iniciativas puntuales funcionarán como efecto dominó?

Creo que ya empieza a haber algo de efecto dominó. En posgrados, por ejemplo, se están haciendo bastante cosas más. En Barcelona, la Pompeu Fabra está haciendo cosas interesantes, dejando de pensar en términos de asignaturas... Pero hay que trabajar mucho más el pregrado. Los chicos tienen una cabeza preconfigurada para ir aprobando materias y llegar a un título que al final no te sirve para nada.

¿Emprender es una solución?

Es que a España la emprendeduría llegó de una forma un poco rara.

Impulsada por la crisis...

Llegó la crisis y dijeron "vamos a empezar con el curso de emprendeduría, porque como no te puedo dar trabajo, es mejor que te pongas a buscarte la vida". Y buscarte la vida antes se llamaba buscarte la vida y ahora se llama emprender, que es más cool. Pero no funciona así: emprender requiere de un sistema de créditos, capital riesgo, innovación... Nosotros teníamos una empresa que se llamaba Campus Movil, que fundé en Estados Unidos, y cuando vinimos a España nos dieron un montón de premios. Pero era todo un bluf. Eran premios de 5.000 euros o el préstamo de una oficina durante un mes, pero ¿y qué haces con eso?

Siguen estando muy de moda todos los eventos que tienen que ver con startups...

Está bien, porque eso te cambia la cabeza, pero necesitas más. Hasta el año 2005 en España si tú eras investigador de una universidad pública, full time, no podías crear una startup. Estaba prohibido por ley. Yo venía de Estados Unidos y me sorprendían tanto esas cosas, que no pudieras monetizar tu esfuerzo de investigación... Eso da una idea de cómo son los ritmos. La Universidad tiene que cambiar mucho: la forma de investigar, de hacer docencia. En algunas áreas la Universidad va a ser irrelevante de aquí a nada, porque no te da las competencias y habilidades necesarias para trabajar en el mercado. Eso no te lo da un título. Periodismo, por ejemplo. Si yo tuviera un hijo que quisiera ser periodista le diría "no vayas a la universidad, fórmate por tu cuenta".

Y los estudiantes de hoy tienen mucho miedo y exigen que solo puedan ejercer como periodistas quienes han pasado por la facultad...

¿Sabes qué pasa? Los alumnos muchas veces son más conservadores que los profesores.

El periodista, igual que el profesor, ya no tiene el monopolio del conocimiento. Debe ser un filtrador, un curador de contenidos...

Claro. Hay que hablar de eso. ¿Cuál es el rol del periodista hoy? ¿Es más curador de contenidos? ¿O más como un experto en cognificación o big data? Ahora tú coges a un chico de 20 años en la Universidad que va a salir al mercado en diez años y le enseñas una cosa que ya está obsoleta hoy. Siento que siempre estamos desfasados. Lo que les digo a los estudiantes es "colóquense en el futuro, entiendan dónde está y colóquense allí".

Le hago una pregunta que se están haciendo en muchas universidades: ¿todas las universidades deben investigar?

No todas las universidades tienen que investigar de todo, pero la investigación es fundamental. Una universidad como La Laguna debe estar mucho más metida en el tema de los futuros mercados de Canarias, la innovación en turismo, la ecología del mar; centrarse en los grandes temas que le importan y trabajar ahí. Las universidades deben priorizar temas, no investigar sobre todo. Porque si no, toda la investigación es mediocre y pasa lo que pasa en España con el tema del trabajo, que es terrible. Por ejemplo, ¿cómo es posible que hoy una doctora de una universidad gane 1.200 euros? Es una locura...

...que pasa en todas las universidades españolas.

Veinte años en la universidad y ganas 1.200 euros. Es terrible.

¿Sirven los ranquins para medir la calidad de las universidades?

Son una variable. Es como el informe Pisa. No es la biblia, pero es un dato a tener en cuenta. En comunicación, por ejemplo, la Pompeu Fabra, pública, y la de Navarra, privada, salen siempre como las mejores. Y lo son.

Nombra la Pompeu Fabra... ¿Es una ventaja que las universidades sean jóvenes?

En España sí. Creo que aquí ha hecho mucho daño la Transición. Toda esa generación que se doctoró muy joven -con doctorados muy flojos porque en esa época no había cultura de doctorado en España- entraron al cuerpo docente hace 25 años y son los que todavía están en la Universidad. Bloquearon a todos los que venían después. Es un problema porque no son lo competitivos que deberían ser. Y las jóvenes, como la Pompeu Fabra, son mejores. Porque esta universidad, que tiene 15 años, todo ese defecto de la Transición no lo vivió. Evidentemente si montamos una universidad ahora el nivel de exigencia será mayor. No lo digo en términos negativos, pero evidentemente los profesores de la Transición no estaban preparados, porque la universidad en los años 80 no tenía nada que ver con la universidad de hoy. Ni en el contexto europeo ni en ninguno.

¿Cómo afecta a España la selección del profesorado con respecto a Estados Unidos, donde se ficha a los mejores?

Estoy completamente en contra del sistema endogámico que hay en España. Podría contarte diez casos escandalosos ahora mismo. Hay todo un mecanismo de favores que se va cubriendo que me parece fatal. Si yo soy un finlandés, o un argentino, o un brasileño, y tengo 30 años y soy un crack en algo, ni se me ocurre presentarme a un concurso porque me sacan a patadas. Y eso es lo que necesitamos, que venga un alemán de 35 años, que es un crack, y al que le hace ilusión venirse con su familia a Canarias. Eso es lo que hacen las universidades americanas. Cero endogamia. Yo enseñé en Stanford, donde el 70% del profesorado es del mundo. Ellos van a captar talento, y se los roban entre ellos, como en el fútbol. ¿Por qué en España no pasa eso? Porque las universidades son de pueblo, son un coto de los del lugar. Y eso no tiene nada que ver con el concepto de universalidad. En España no hay mecanismos transparentes para que entres y hay mucha trampa. Si yo abro un concurso lo hago un mes antes para que nadie esté preparado. Porque si lo publico un año antes, como hacen las universidades americanas, la consigue un tipo que no esperas y que es diez veces mejor que tu candidato.

Eso nos hace menos competitivos con respecto a otros países...

Absolutamente. En términos europeos no somos competitivos; en términos iberoamericanos sí, porque allí impera la misma lógica que aquí.

En Canarias se habla mucho de que podamos ser un nuevo Silicon Valley. Entre otras cosas, por el clima. ¿Vale como reclamo?

Bueno, el clima es parecido al de Silicon Valley... (se ríe) A ver, todos queremos armar Silicon Valley, pero no estamos dispuestos a poner las condiciones de competitividad que tiene Silicon Valley. La clave de todo esto es la captación de talento. Lugares como Canarias o Barcelona facilitan la captación de talentos, porque son lugares con una calidad de vida increíble para vivir, pero no nos estamos abriendo de verdad. Yo no conozco la situación de la Universidad de La Laguna, pero si queremos ser Silicon Valley deberíamos tener un chino, un japonés, veinte alemanes, un francés, un turco.. Tenemos que robar a los mejores investigadores africanos, como hace Silicon Valley en todo el mundo. ¿Por qué no si este lugar es mágico para vivir? Pero, ¿cuántos africanos hay en la Universidad de La Laguna?

No lo sé. Puede que ninguno.

¿Y por qué no? ¿Por qué no vamos a captar talento a África y los traemos aquí? Eso es Silicon Valley. Si un chico canario de 20 años tiene un profe chino, otro africano, otro latinoamericano... eso te vuela la cabeza.

Eso debería ser la transversalidad, la globalización...

Sí. Y es fácil y barato de hacer. Pero hay que romper el status quo. Las universidades de elite norteamericanas y en parte Alemania y los países escandinavos juegan en ese territorio. Las universidades no pueden ser todas de elite, pero tampoco todas locales. Hay que buscar lógicas diferentes. Y siento que eso no se hace, que todo tiene un mismo modelo.

La Universidad de La Laguna programa una conferencia de Kuklinski mañana "para todos los públicos"

La Universidad de La Laguna ha organizado mañana una charla de este doctor en Comunicación -argentino de nacimiento pero residente en Cadaqués (Cataluña)- sobre los retos de la cultura postdigital en nuestras vidas. Para él, el postdigitalismo no es una filosofía o una ideología, es una nueva etapa en la humanidad. Así y todo, considera que llegamos tarde al debate sobre todo lo que entraña el postdigitalismo: la inteligencia artificial o el papel de Google o Facebook en nuestro día a día y cómo se relaciona todo ello con la educación. La Universidad de La Laguna quiere abrir así un debate social sobre la forma de entender los sistemas educativos, pero también las organizaciones tradicionales y la comunicación en estos tiempos de permanente transformación. La conferencia, que será mañana en el Aula Magna de la Facultad de Economía, Empresa y Turismo (Campus de Guajara) a las 11.30 horas, está abierta a todo el mundo, no solo a la comunidad universitaria. La entrada es libre hasta completar aforo.