La desaparición de varios buques de guerra, hundidos durante la II Guerra Mundial en el Mar de Java, ha causado sorpresa y preocupación en Holanda, ya que todo apunta a que las naves, cementerio marino de cientos de militares, han sido troceadas por comerciantes de chatarra.

"En 2012 los buques aún seguían en su lugar", confirma Jaan Anten, historiador marítimo, quien recuerda que los restos, que descansaban a 70 metros de profundidad, fueron localizados en 2002 por unos buzos australianos aficionados.

La profanación misteriosa de esos "tesoros" de guerra fue descubierta por Theo Doormans, hijo del almirante Karel, el capitán de esa flota que pretendía defender las Indias Orientales Neerlandesas, hoy Indonesia.

"Yo quería tomar unas imágenes para los preparativos del 75 aniversario de esa tragedia, pero me encontré con esa trágica sorpresa, alguien se lo había llevado casi todo", lamenta Doormans.

"Me siento triste por todo lo ocurrido", asegura a Efe.

Doormans, de 81 años de edad, se trasladó hace unos meses hasta la zona donde tuvo lugar el hundimiento junto a una expedición de buzos y ninguno esperaba encontrarse con la profanación de la tumba de su padre.

"Las tumbas de guerra son sagradas e intocables, y me duele mucho que se haya permitido esto. Allí ahora solo hay un triste agujero", advierte este octogenario, que quiere recordar a su padre, el hombre que dio la vida por los territorios holandeses.

Tanto su progenitor como los 1.200 hombres que combatían junto a él por esa colonia fueron tragados por el mar en algún lugar entre las islas de Java y Borneo en la batalla de los aliados contra Japón, el 27 de febrero de 1942.

"La pérdida de las tres naves holandesas -De Ruyter, Java y Kortenaer- supuso el final de la batalla, a pesar de que los bombardeos continuaran contra los barcos que intentaban escapar", relata Anten.

Japón logró hundir otros barcos de los aliados, entre ellos el australiano Perth, el estadounidense Houston y el británico Exeter, lo que aumentó el total de muertos a 2.300 militares.

Pero, ¿cómo pueden simplemente desaparecer varios barcos de miles de toneladas? Como en el caso de "uno de los barcos holandeses, que estaba intacto, de casi 6.000 toneladas de acero, con un valor aproximado de 8 millones de euros", explica Anten.

Los barcos son propiedad legal del país al que pertenecían originalmente y por eso Holanda buscará respuestas a este enigma, con la esperanza de recuperar su memoria.

Además, la profanación no autorizada de un barco que contiene restos humanos, recuerda el historiador, es equivalente a sacar un cadáver de una tumba, lo cual es totalmente ilegal.

Por eso, este historiador no cree que los que hayan extraído los restos "cuenten con una autorización al más alto nivel de las autoridades" de Indonesia, y señala a las mafias que utilizan explosivos y grúas para trocear las piezas y sacarlas con facilidad.

La ministra neerlandesa de Defensa, Jeanine Hennis, advirtió al Parlamento que esos restos "dan testimonio mudo de unos acontecimientos trágicos y forman un telón de fondo de las muchas historias sobre los horrores de la guerra".

Por su parte, el primer ministro holandés, Mark Rutte, se encuentra esta semana en Indonesia, donde ha trasladado su preocupación a las autoridades de ese país y les ha insistido en llevar a cabo una investigación conjunta para esclarecer lo ocurrido.

Hace un año, Indonesia, Estados Unidos, Australia y el Reino Unido se reunieron en Yakarta para acordar la protección y preservación de sus barcos hundidos en el mar de Java, que en su mayoría sirven hoy como tumbas de guerra.

Anten recrimina a Holanda no haber asistido a ese encuentro y asegura que se trata de "una muestra de falta de interés" por la memoria de los neerlandeses.

Esa sangrienta batalla le costó a Holanda las Indias Orientales Holandesas y muchas vidas, pero las autoridades no están dispuestas a que décadas después también le arranquen las pruebas de su historia.