John Gleen fue el primer astronauta estadounidense en orbitar la Tierra en 1962, cuando los soviéticos habían lanzado ya cerca de medio centenar de misiones espaciales, una hazaña que lo convirtió en "héroe" nacional y que esperanzó a sus compatriotas para ganar la carrera a la Luna.

Nacido en Ohio en 1921, Glenn sobrevivió a sus seis compañeros del Proyecto Mercury y murió hoy a los 95 años en el hospital universitario Ohio State, en el que ingresó el 25 de noviembre.

Creció durante la Depresión en New Concord, un pueblo del Ohio rural con cerca de un millar de habitantes, tocaba la trompeta, cantaba en el coro de la iglesia, limpiaba automóviles para ganar algo de dinero y en el instituto (que ahora lleva su nombre) destacó en los estudios y en el deporte.

En 1939 se matriculó en la universidad para estudiar Química, pero en paralelo también tomaba clases de aviación y después del ataque japonés a Pearl Harbour -del que este miércoles se cumplieron 75 años-, Glenn se alistó en la Armada y finalmente combatió con el cuerpo de Marines.

El futuro astronauta participó en 59 misiones aéreas en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial y en otras 90 años más tarde en la Guerra de Corea, por las que obtuvo numerosas condecoraciones.

Se casó en 1943 con la hija del médico de New Concord, el amor de su vida, Annie, que le sobrevive igual que sus dos hijos, John y Carolyn, y sus dos nietos, Daniel y Zach.

En 1959, dos años después de que la Unión Soviética pusiera el primer satélite en órbita, el Sputnik 1, la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) de EE.UU. lo reclutó para el Proyecto Mercury.

El 20 de febrero de 1962, con todo el país pegado a las pantallas de televisión, Glenn se convirtió en el primer estadounidense que orbitó la Tierra (en concreto lo hizo tres veces) en breve vuelo a bordo de la cápsula Friendship 7, lo que supuso una dosis de moral para sus compatriotas en plena Guerra Fría. Los rusos Yuri Gagarin y Gherman Titov ya habían hecho lo mismo el año anterior.

Regresó a la Tierra erigido en héroe. El entonces presidente, John Fitzgerald Kennedy, lo invitó a la Casa Blanca, dio un discurso en el Congreso y desfiló en un descapotable por los lugares más emblemáticos del país, como Broadway (Nueva York), para que el pueblo lo aclamase.

Kennedy veía a su héroe como un activo político del que no quería prescindir, por lo que Glenn no volvió a aventurarse en arriesgadas misiones espaciales pese a su insistencia en ello y finalmente renunció frustrado a su carrera de astronauta en 1964.

Ingresó en el Partido Demócrata y entre 1974 y 1999 representó a su estado como senador en el Congreso federal y en 1984 protagonizó un intento presidencial, pero salió derrotado en las primarias por Walter Mondale, que a su vez perdió las elecciones frente al republicano Ronald Reagan.

Pese a su nuevo trabajo, siempre le quedó la espina clavada de no haber vuelto al espacio. "Sí, me hubiese gustado ir a la Luna, pero no quería quedarme por ahí y convertirme en el astronauta más viejo del entrenamiento con la esperanza de ir a la Luna", reconoció en una entrevista años después de dejar la NASA.

Sin embargo, en 1998, meses antes de dejar el escaño en el Senado, Glenn cumplió su sueño de volver al espacio y escribió una nueva página en la historia al convertirse en el astronauta de mayor edad (tenía 77 años) en emprender ese viaje, que hizo a bordo del transbordador Discovery.

En 1999 recibió el Premio Príncipe de Asturias de España a la cooperación internacional y en 2012 el presidente estadounidense, Barack Obama, le entregó la Medalla de la Libertad, el máximo honor civil en el país, por haberse convertido con su histórica carrera "en un héroe en todos los sentidos".

Con su muerte, Glenn "dejó por tercera vez la Tierra", tal y como recordaron hoy sus familiares en una nota de despedida.