Francisco Doblas González de Aledo, el nuevo esclavo mayor del Cristo de La Laguna, estaba a media mañana de ayer en el festival navideño del colegio de uno de sus hijos, pero se tuvo que ir repentinamente. Le dio por mirar el móvil y vio 64 llamadas perdidas. Una era del alcalde, José Alberto Díaz, y otra, del presidente del Gobierno regional, Fernando Clavijo. "Se está quemando el Santuario o algo pasa", pensó. Por fortuna no era lo primero, y ese "algo" que ocurría era bastante más feliz: el colectivo que preside desde hace una semana había repartido 110 hojas del 39415, 1.100 décimos dotados cada uno con 6.000 euros. En cifras globales, 6,6 millones.

Aquello fue el remate a una sucesión de suerte para la Ciudad de los Adelantados. Del primer premio que salió del bombo -el 59444, un cuarto- cayó uno en la administración del bar Bollullo, en el barrio de San Honorato, y otro, en Finca España. El quinto 22259 también pasó por La Laguna (un boleto en Taco y dos en Alcampo). Del 19152 -otro quinto y que salió a continuación-, otra unidad en la calle de La Carrera. Todos de máquina, todos sin vida.

La siguiente bola agraciada (39415) se volvió a aliar con el municipio. Pleno. Sin embargo, la noticia iba por otro lado. Eran sobre las 10:20 y había tocado un quinto más, pero a la vieja usanza. Con décimos "tradicionales" y distribuidos "pedazo a pedazo" por una organización, y de gran raigambre del casco, y repartido entre muchísima gente...

Fue ahí cuando el teléfono del máximo responsable de la Esclavitud empezó a recalentarse. Lo que ocurría en paralelo no es difícil de imaginar. En la administración número 11, en la avenida de La Trinidad, detallaban con la emoción del momento que allí se vendieron 112 hojas, de las que dos fueron compradas por abonados y el resto, por la conocida hermandad. Unos 6,7 millones de euros. El resto hasta completar la serie los dio en su mayoría una peña madridista. Los loteros Marta del Castillo y Alberto Pérez rememoraron que el negocio lo tenían ubicado en Santa Cruz y que se trasladaron a La Laguna hace 16 años, que no habían dado otros premios de Navidad... Apareció en ese momento Alfonso Robles, uno de los afortunados que compró directamente en este establecimiento. Con varias botellas de sidra y más que contento por los tres décimos adquiridos -uno para él, otro para su madre y su hermana, y un tercero para una amiga de Alcalá de Henares-, admitió que necesitaba el dinero y que se decantó por esa terminación por una preferencia paterna. "Unos creen en un dios y yo, en mi padre, que falleció en 1999", llegó a manifestar.

No obstante, la verdadera fiesta estaba al otro lado del centro histórico. La tienda de la Esclavitud del Cristo, junto al Real Santuario, se había convertido en punto de encuentro y Aledo, como muchos llaman al nuevo esclavo mayor, abogado de profesión, en el hombre del día. El más buscado, entrevistado y felicitado. Junto a él, numerosos miembros de su equipo y otros integrantes de este colectivo que se iban acercando poco a poco. La mayoría con un décimo en el bolsillo y todos con su historia particular en torno a un número que no solo se quedó en la Isla, sino del que varias hojas fueron enviadas a la Península por la cofradía. Es el "histórico" de los dos que vendieron -17 años jugándolo- y se había agotado desde octubre.

La celebración se prolongaba e iban fluyendo los detalles. Desde la familia con dificultades económicas a la que le regalaron un décimo a que la Esclavitud como institución también tuvo premio (30.000 euros), pasando por los vecinos de El Tanque que se llevaron 25 boletos en una excursión benéfica, el miembro de la directiva Domingo Ferrera que tuvo el gesto noble de regalarle a su abuela el que había comprado en una visita que le hizo al hospital, o el rector del Santuario, Daniel Padilla, asegurando que no sabía si le había tocado o no porque tenía distintos números y los repartió con sus hermanos...

Y botellas de sidra que se abrían, y un brindis y otro... Una jornada de esas de lotería que se ven "en la tele", casi oníricas, pero que en este caso sucedió en La Laguna. Sin ser el Gordo no será un día que se olvide fácil. Al menos para la Esclavitud del Cristo ya forma parte de su historia.

Vea en su móvil cómo se vivió la jornada en el entorno del Real Santuario del Cristo de La Laguna.