Pegar a un hijo, a la esposa o al abuelo una vez al año hasta causarles moretones y arañazos ya no será delito en Rusia si prospera el proyecto de ley que despenaliza la violencia doméstica, aprobado en primera lectura esta semana en el Parlamento.

Sólo cuando el agresor vuelva a golpear al mismo familiar en el plazo de un año podrá ser procesado por la vía penal y castigado con la cárcel, y eso si el agredido logra demostrar los hechos, porque la justicia no actuará de oficio en estos casos.

"Las víctimas deberán reunir ellas mismas todas las pruebas de la paliza y acudir a todas las vistas en los tribunales para probarlo. Es absurdo que no se actúe de oficio. El agredido debe investigar su propio caso", explicó a Efe la abogada especializada en violencia de género Marí Davtián.

En la práctica, añade Davtián, el 90% de los denunciantes, que ya de por sí son muy pocos, "finalmente no acuden a los juzgados, porque el procedimiento es muy engorroso y porque el agresor es alguien del entorno más próximo, que casi siempre comparte hogar con su víctima".

La clave de la nueva ley, la que abre la puerta a una violencia doméstica impune, es de hecho el carácter privado de la imputación penal en el caso de una segunda paliza, porque "el 90% de las víctimas no denuncia y el 90% que sí lo hace no se presenta al juicio", advierte la abogada.

Los autores de la iniciativa -dos diputadas y dos senadoras de Rusia Unida, el partido del presidente ruso, Vladímir Putin- argumentan que tan sólo quieren despenalizar las palizas que no ocasionen daño a la salud de las víctimas. Un hematoma o una herida superficial no suponen daño alguno para la salud, pues son lesiones que se curan en poco tiempo, según se desprende de un discurso que como poco no tiene en cuenta las consecuencias psicológicas que pueden sufrir las víctimas.

Ni un año ha durado la reforma en el Código penal que introdujo la actuación de oficio del Estado en este tipo de violencia doméstica. Enseguida fue demonizada por los defensores de los valores tradicionales, que vieron en ella una amenaza a la familia de toda la vida, tan de moda en la Rusia actual. No tardaron en salir a las calles -en grupos, eso sí, muy reducidos- para poner el grito en el cielo contra lo que llamaron la "ley del cachete" y contra la implantación en Rusia de la "justicia juvenil", que desataría las manos a las autoridades para quitar custodias paternales por un simple manotazo en el culo.

las claves

Obstáculos para denunciar. En la práctica, el 90% de los denunciantes, que son muy pocos, no acuden a los juzgados porque el proceso es muy engorroso.

Un hematoma "no es daño para la salud". Los autores de la iniciativa dicen que el objetivo es despenalizar las palizas que no ocasionan daños para la salud.