La joven niña hispana que viajó hasta El Vaticano para pedir la intercesión del papa Francisco para detener la deportación de su padre, inició hoy junto a su familia una nueva batalla para defender a su progenitor por miedo a las amenazas de deportación de la Administración Trump.

"No quiero sufrir otra vez por una separación. A la jueza le digo que ella es humana y tenga compasión, que no me separe de mi papá porque yo y mis hermanos vamos a sufrir", declaró la niña Jersey Vargas, de 13 años de edad.

Su padre, Mario Vargas, de 45 años, es uno de los miles de indocumentados que se convirtieron en prioridad tras las órdenes ejecutivas del presidente Trump.

El inmigrante, oriundo del estado de México, fue arrestado en Tennessee el 27 de septiembre 2013 por conducir bajo la influencia del alcohol o drogas (DUI, por sus siglas en inglés) y fue entregado a las autoridades migratorias para ser deportado.

Por miedo a perder a su padre, el único sustento de su familia, Jersey emprendió un viaje hasta El Vaticano en el 2014 cuando sólo tenía 10 años.

La niña logró hacer llegar al sumo pontífice una carta donde le pedía su intervención en el caso de su padre.

El esfuerzo obtuvo una recompensa casi inmediata, ya que Mario Vargas fue liberado bajo una fianza de 5.000 dólares y regresó a vivir con su familia en Los Ángeles, California.

Así, desde el 2014, el hispano no para de intentar por todos los medios resolver su caso en corte.

"El Gobierno de los Estados Unidos hoy va a decir que no quiere que una persona como Mario Vargas esté aquí porque está indocumentado, sin contar que tiene una familia excelente", dijo Alex Gálvez, abogado de Vargas.

Pese a ser padre de cuatro niños nacidos en Estados Unidos, las probabilidades para que Vargas obtenga la residencia permanente no son muchas por eso, Gálvez indicó que pretende solicitar al Gobierno que use la discreción para congelar el caso y esperar una reforma migratoria.

Si la fiscalía se niega, el abogado pedirá una cancelación de remoción bajo el argumento del sufrimiento extremo de sus hijos o recurrir, como última opción, a solicitar la protección bajo un asilo político.

No obstante, tanto el inmigrante como su familia y su abogado saben que la lucha no hizo sino complicarse con la llegada de la Administración del presidente Trump.

"Hemos visto un cambio, muchos alivios han desaparecido en estas tres semanas y ¿cuál es la razón? Donald Trump", indicó.

La familia regresará a la corte federal de la jueza Rose Peters el próximo 22 de Marzo.