Un ejecutivo francés con más de veinte años de experiencia en la industria agroalimentaria ha escrito un libro en el que denuncia, desde dentro, el lado oscuro del negocio de la alimentación y sus múltiples engaños al consumidor, con casos que demuestran el escaso control que tenemos de lo que comemos.

Con el relato "¡Cómo puedes comer esto! Un juicio sumarísimo de la industria alimentaria" (Ediciones Península), Christophe Brusset explica cómo el sector da en muchas ocasiones gato por liebre a los consumidores, a los que la industria y las grandes superficies alimentarias tratan de "tontos", según Brusset.

Christophe Brusset achaca a los distribuidores la baja calidad de los productos

"Los distribuidores son los verdaderos responsables de los alimentos de baja calidad que hay en los estantes. Hay un puñado de grandes superficies frente a miles de fabricantes. Los distribuidores tienen un monopolio e imponen precios demasiado bajos que conducen a una calidad inferior (...) Solo se comunican por precio y promociones, pero ¿es realmente una ganga comprar barato una miel fraudulenta de China o pimentón lleno de residuos extraídos con disolventes?", expone Brusset.

El autor apunta que llegó a ver "a algunas compañías haciendo fraudes porque estaban bajo demasiada presión de los supermercados", que apretaban con los precios.

Aunque su experiencia se centra en empresas francesas, que no identifica tras recibir "amenazas" de ser demandado, apunta dos casos referidos a España: el "fraude" del azafrán español -"en realidad viene de Irán"- y las trufas, en muchas ocasiones procedentes de China. "La situación en España es bastante similar a la de Francia, no mejor, pero tampoco peor. Las reglas son válidas en toda la UE".