En España hay una comunidad autónoma en la que es posible que una mitad de la población viva repartida en 730 municipios y la otra mitad en solo uno. Esa comunidad es Aragón. Zaragoza acoge a poco más del 50 por ciento de los 1,30 millones de habitantes en la comunidad aragonesa, según los datos del Padrón Continuo del Instituto Nacional de Estadística (INE), publicados esta semana. Se ha constatado que la pérdida de población es un fenómeno inevitablemente progresivo.

En diez comunidades autónomas, a 1 de enero de este año, se registraron menos residentes que en la misma fecha del año pasado. En términos relativos, Castilla y León, Extremadura y Asturias ocuparon este particular podio.

La reordenación del lugar de residencia de los españoles tiene que ver con las tendencias de las tasas de natalidad y de envejecimiento, y con los movimientos económicos. Es obvio: la gente vive donde hay trabajo o donde hay más opciones de encontrarlo. Por ello, se producen migraciones de la zona rural a la urbana dentro de una misma comunidad o hacia una comunidad diferente.

Aragón tiene una superficie de cerca de 48.000 kilómetros cuadrados y 731 municipios; de acuerdo con el INE, es la quinta autonomía en número de localidades. Solo una suma más de 100.000 habitantes, Zaragoza, en donde residen más de 661.000 personas, el 50,8 por ciento de la población aragonesa. El resto se reparte entre 730 municipios, destacando Huesca y Teruel, pero a una distancia sideral. La primera registra 52.000 habitantes y la segunda, 35.000.

La proporción es similar en Asturias, ya que el 47,6 por ciento de su millón de residentes se concentran en Gijón y en Oviedo. Avilés es la tercera ciudad del Principado al rebasar los 80.000, lejos de las dos citadas.

La demografía murciana descansa principalmente en su capital, Murcia, con más de 440.000 residentes, y en Cartagena, con unos 215.000. La adición de sus padrones representa cerca del 45 por ciento de la población.

El caso de la Región de Murcia nos conduce al otro extremo del Padrón, al de los municipios con menos de 1.000 habitantes. En todo su territorio hay tres, lo que puede ser hasta gratificante si se repara en que en Canarias sólo hay uno: Betancuria, en Fuerteventura, con una población de 746 .

Mientras casi el 40 por ciento de los españoles reside en los 62 municipios de más de 100.000 residentes, sólo un 3,2 habita en los 4.983 con menos de mil.

En Castilla y León el INE ha contado 1.998 pueblos en los que el número de habitantes no llega al millar. En ellos vive el 18,5 por ciento de la población.

La siguiente región con más gente residiendo en núcleos pequeños es la aragonesa, donde un 11,4 por ciento aguanta en los pueblos.

La despoblación es más acusada en Castilla-La Mancha: se trata de la tercera comunidad con más municipios escasamente poblados, unos 640, pero en ellos únicamente habita el 8 por ciento de los castellano-manchegos.

Contrastan este silencio y quietud con Madrid o Cataluña, ambas con 10 ciudades por encima de los 100.000 habitantes. Pero en la comunidad madrileña el reparto es más desigual: un 72 por ciento reside en Madrid y en localidades como Móstoles, Alcalá de Henares, Fuenlabrada, Leganés o Getafe, en tanto que en Barcelona y demás grandes ciudades catalanas el porcentaje apenas sobrepasa el 41 por ciento.