Una lesión de cadera conlleva graves consecuencias; la mayoría se pueden resolver con una buena prótesis de cadera. De hecho, la fractura de cadera es una de las patologías que provoca más muertes en la población mayor de 65 años, pero, aunque la mayor parte de pacientes que se someten a un reemplazo protésico de cadera tienen entre 60 y 70 años, un buen número de ellos son más jóvenes, de entre 40 y 60 años.

El problema es que la masa muscular y ósea de los pacientes de menos de 60 años no es igual a la de uno mayor. Por tanto, tampoco deberían servir las mismas prótesis tradicionales que se utilizan en ese grupo de edad. Para ellos se ha diseñado una técnica distinta, menos invasiva. "Se trata de una prótesis de vástago corto que va dentro del fémur", explica Eduardo Monteagut, médico y cirujano del hospital San Juan de Dios de Tenerife, e incide en que "al haber menor lesión muscular y ósea, preservamos mayor cantidad de huesos jóvenes y tejidos de cara al futuro".

Los vástagos de la prótesis son de titanio y están recubiertos de un material biocompatible que consigue integrarse mejor en el hueso. La "ventaja" de esta prótesis es que permite utilizar distintos "pares de fricción" en el juego articular, de tal manera que se puede recurrir a prótesis cerámicas con dobles movilidades, por ejemplo, que confieren estabilidad.

No son las primeras que se crean para la franja de edad en la que se encuentran estos pacientes, pues hace unos años se "pusieron de moda" las prótesis de resuperficialización. Un método por el cual solo se reemplaza la cabeza del fémur y que trabaja mediante roces de metal con metal. No obstante, esta técnica tuvo consecuencias negativas para muchos pacientes, que vieron cómo esos metales se emitieron hacia sus células sanguíneas. "Una marca que comercializaba este tipo de prótesis tuvo que ser retirada debido a que producía pseudotumores", recuerda Monteagut. Además, no eran aptas para todo tipo de pacientes, por ejemplo, no se podían implantar en mujeres en edad fértil.

No obstante, el cirujano insiste en que con las nuevas prótesis "no hay ningún tipo de problema ni limitación , con la ventaja de que preserva el hueso". "Hemos tenido pacientes de 20 años con artritis reumatoide que, gracias a tener las prótesis puestas, pudo quedarse embarazada y tener su niño", asegura Monteagut.

Sin embargo, como cualquier prótesis, no es la panacea. "Desgraciadamente, no está diseñada para que una persona salte, haga actividades de contacto o corra", admite el cirujano y recuerda que "las prótesis están diseñadas para que la persona realice funciones dentro de la vida cotidiana correcta y pueda hacer actividades físicas, como nadar, hacer senderismo o montar en bicicleta". Asimismo, admite que "hay pacientes que lo hacen porque les da la gana, pero no es lo ideal porque eso conlleva a que el implante se afloje antes".