Uno de los laterales del colegio de Infantil y Primaria Samoga, en el Sauzal, se ha convertido en un espacio donde convergen los juegos, la naturaleza, el medio ambiente y el aprendizaje.

"El Bosquecito" es el nombre que le dan los más pequeños, un sitio que se ha convertido en un espacio de ocio durante el recreo, un aula para aprender música, ciencias, dibujo y matemáticas, una zona donde explotar la imaginación y el lugar donde empezar a amar y cuidar de la naturaleza.

Todo empezó con una zona poco optimizada, peligrosa, llena de hojarasca, malas hierbas y piedras afiladas mal colocadas. Un pequeño gran bosque en el lateral del edificio de Primaria del colegio que, en ocasiones, los alumnos visitaban para realizar actividades agrícolas.

Pero, sin duda, era un espacio que podía dar mucho más de sí. Así lo concibieron los padres del Ampa del centro, que iniciaron un proyecto para reformar esa zona que, de ahora en adelante, se llamaría "El Bosquecito".

Consiguieron financiación de la Fundación CajaCanarias y, con la colaboración del Centro de Atención a Personas con Discapacidad Física (CAMF), que se encuentra ubicado tras el colegio, se pusieron manos a la obra.

"No fue un trabajo fácil", asegura la jefa de estudios del centro, Inés Abreu. Así narra cómo gracias a la ayuda de los trabajadores de jardines del Ayuntamiento pudieron conseguir eliminar la maleza que imperaba en la zona arbolada. Después, todo corrió a cargo del Ampa, quienes se ocuparon de comprar materiales y reformar el espacio para convertirlo en un espacio lúdico perfecto para disfrutar de la naturaleza, al tiempo que se aprende a cuidar del medio ambiente. Meses después, han conseguido que ese espacio natural se transforme en una zona de cuento donde sus hijos pueden vivir aventuras y aprender jugando a diario.

"El Bosquecito" está formado por varias zonas, cada una con diferentes motivos, pero todas siguiendo la máxima del cuidado del medio ambiente y la sostenibilidad. En la entrada, los pequeños se encuentran con una "aldea de gnomos". Una pequeña zona pedregosa donde se han colocado casas de papel construidas y diseñadas por los propios alumnos. "Los mayores suelen contar a los más pequeños que aquí viven esos seres, y para colaborar en ello, construyeron casitas", explica Abreu.

Si siguen con su camino, encuentran una bifurcación coronada por un pequeño arco de madera que lleva a una zona especial para los escolares de infantil. En el espacio hay unas pequeñas mesas para merendar - perfectas para los niños de 3, 4 y 5 años- , un tobogán incrustado en una montaña natural, un balancín y "lo más demandado", según la jefa de estudios, un arenero. Pero si deciden no desviarse, llegan al grueso del bosque. Allí cuentan con infinidad de actividades con las que echar a volar su imaginación.

Un barco pirata construido con tablas de madera, xilófonos y tambores en los que tocar melodías, lianas de las que colgarse, tocones donde escuchar historias, jugar al tres en raya o saltar de uno a otro intentando no caer "a la lava", casas para pájaros encima de los árboles, y una gran tubería que conecta dos zonas de "El Bosquecito" en las que lo que diga uno de los niños por un lado, se oirá por el otro, siguiendo la teoría de la propagación del sonido. Además, gracias a la colaboración de los alumnos del módulo de carpintería del IES Geneto, también ellos pueden disfrutar de unas mesas de madera de comedero hechas a mano y a medida.

Por último, en lo más bajo del bosque, se encuentra el huerto escolar. Allí todos los cursos cuentan con un parterre - aunque algunos tienen que compartir - en el que plantan lechugas, millo, tomates y muchas otras verduras que después prueban en sus respectivas casas. "De esta manera pueden estudiar el proceso de crecimiento de las plantas, además de aprender nociones básicas sobre agricultura", explica Abreu.

Y es que el colegio tiene muy claro que, para conseguir frenar el deterioro del planeta, se debe aprender a amar la naturaleza desde la escuela y ha logrado llevarlo a cabo aprovechando el gran potencial que tenía su centro.