A final de siglo, el deshielo de Groenlandia provocado por el calentamiento global afectará drásticamente al monzón africano, un cambio climatológico que reducirá un 90% las precipitaciones del Sahel y obligará a millones de personas a migrar hacia el norte.

Según una investigación publicada en PNAS, a finales de siglo, la única vía de salida de los habitantes de la franja del Sahel (una región desértica de África que va del Atlántico al mar Rojo) será el norte, ya que parte de la costa oeste africana se habrá inundado a consecuencia del aumento del nivel del mar.

La investigación, realizada por científicos de Francia, Bélgica, Costa de Marfil y España, toma como base la última deglaciación del planeta, que ocurrió hace 21.000 años, un periodo en el que los mantos polares de la Tierra se deshicieron del agua acumulada en la glaciación anterior (bajó en 130 metros el nivel del mar).

"El deshielo de los mantos polares fue discontinuo, con periodos de más intensidad en los que el nivel del mar llegó a subir 15 metros en 1.000 años, es decir, más de 5 milímetros por año. Actualmente, el nivel del mar sube a 4 milímetros anuales", advierte el climatólogo de la Universidad Complutense y coautor del trabajo, Jorge Álvarez-Solas.

Pero junto a la subida del nivel del mar, en la última deglaciación convergieron una serie de factores.

Uno de ellos fueron las "purgas de icebergs", descargas inusuales de bloques de hielo procedentes de los mantos polares que ocupaban Norteamérica y que bajaron por el Atlántico hasta Portugal.

Durante esos episodios de purgas de icebergs, el ecuador climático terrestre, llamado "zona de convergencia intertropical" (ZCIT), (el área que registra los mayores episodios de lluvias entre los trópicos) migró hacia el sur, lo que se tradujo en un debilitamiento del monzón africano que trajo grandes sequías a la zona del Sahel.

El objetivo de la investigación ha sido determinar si todos estos mecanismos se pueden repetir antes del nuevo siglo.

Usando los modelos climatológicos del IPCC (grupo de expertos de Cambio Climático de la ONU), los investigadores simularon tres escenarios en los que, a la situación actual de calentamiento global provocado por el CO2, agregaron una pérdida de masa de hielo de Groenlandia variable desde los 0,5 metros hasta los tres metros.

Y como el agua dulce es menos densa que la salada, en todos los casos, "la densidad del agua en superficie bajó y las zonas de formación de agua profunda en el Atlántico norte perdieron intensidad, lo que afectó a toda la circulación del océano; este debilitamiento se vio acompañado de un enfriamiento generalizado del hemisferio norte más marcado en el Atlántico", según el científico.

Pero ¿qué consecuencias tiene este enfriamiento? "El resultado es que al enfriarse el Atlántico norte, la zona de convergencia -que sigue a las aguas cálidas- se desplaza hacia el sur y, dado que para desencadenar el monzón hace falta que haya un contraste térmico muy alto entre el mar y la tierra, al haberse enfriado el océano al oeste del Sahel, el contraste térmico no es tan fuerte, el monzón se debilita y las precipitaciones de verano bajan enormemente", advierte el climatólogo.

Teniendo en cuenta que la producción agrícola del Sahel depende casi en exclusiva de las lluvias monzónicas del verano, los investigadores calculan la aridez del Sahel crecerá un millón de kilómetros cuadrados -similar al tamaño del Chad-, y casi la mitad de los 135 habitantes actuales, es decir, unos 65 millones de personas se verán afectados, "y solo hablamos de los que viven directamente de la agricultura".

Si las proyecciones demográficas aciertan, a finales de siglo habrá 600 millones de habitantes en el Sahel, lo que significa que la falta de lluvias afectará a 300 millones de personas que se convertirán en "potenciales migrantes" que irán hacia el norte o a las zonas urbanas "porque las costeras estarán muy desestabilizadas también, según todos los pronósticos".

Los cambios en el Sahel, no obstante, no serán los únicos. "El enfriamiento del Atlántico norte tendrá consecuencias en otros muchos lugares, como la Antártida", pero la ventaja es que no estarán habitados.