La prensa tradicional adjudica al pueblo gitano estereotipos próximos a la marginalidad al presentarlo como un grupo culturalmente diferenciado de la mayoría de la sociedad. No obstante, cuando los gitanos se comunican a través de canales alternativos como YouTube, tienen una voz propia opuesta a estos tópicos.

Esta es una de las principales conclusiones de una investigación llevada a cabo por Carolina Moreno y Joan Oleaque, que compara textos de varios diarios fechados entre los años 2003 y 2012- El trabajo señala que "no ha habido una voluntad de corregir esta discriminación", informa la Universitat de València (UV).

La investigación se nutre de textos publicados en tres medios entre 2003 y 2013

La investigación -que ha dado lugar al artículo ''Del estereotipo gitano en la prensa de referencia al ''Yo no soy trapacero'''' de las redes sociales- tiene el objetivo de comprobar si hay una tendencia a marginar a esta minoría. 388 de los artículos usados pertenecen a "El País", 328 a "ABC" y 254 a "La Vanguardia", explican.

El trabajo concluye que acceder a nuevas vías de comunicación está ofreciendo a los gitanos la posibilidad de corregir este daño. Además, la investigación de Carolina Moreno, catedrática de Periodismo de la Universitat de València; y de Joan Oleaque, investigador de la Universidad Internacional de Valencia y también en el proyecto Prodis-Net del Departamento de Teoría de los Lenguajes de la Universitat de València, plantea que generar su propia imagen implica un avance para el pueblo gitano. El vídeo "Yo no soy trapacero", en el que se pueden ver a unos niños buscando la definición de la palabra gitano al diccionario, se hizo viral el 2015 como crítica a la Real Academia de la Lengua Española, que incluía trapacero como una acepción de la palabra gitano.