El papa presidió ayer la misa de Corpus Christi, una solemnidad que en su opinión invita al recuerdo y en la que alertó de que en la actualidad "se pasa página rápido", haciendo que "la vida exterior se fragmente y la interior se vuelva inerte".

"En el frenesí en el que estamos inmersos, son muchas las personas y acontecimientos que parecen que pasaran por nuestra vida como sin dejar rastro. Se pasa página rápidamente, hambrientos de novedad, pero pobres de recuerdos", dijo Francisco en su homilía a los pies de la basílica romana de San Juan de Letrán.

Subrayó que "eliminando los recuerdos y viviendo al instante, se corre el peligro de permanecer en lo superficial, en la moda del momento, sin ir al fondo, sin esa dimensión que nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos".

"Entonces la vida exterior se fragmenta y la interior se vuelve inerte", alertó el pontífice, para quien recordar es "esencial para la fe, como el agua para una planta". El papa explicó que, "en la fragmentación de la vida", la eucaristía nos recuerda que "no somos individuos, sino un cuerpo" pues este es "un sacramento de muchos que forman un solo cuerpo, el santo pueblo fiel a Dios".

"Que este Pan de unidad nos sane de la ambición de estar por encima de los demás, de la voracidad de acaparar para sí mismo, de fomentar discordias y diseminar críticas; que suscite la alegría de amarnos sin rivalidad, envidias y chismorreos calumniadores", dijo.