Tienes ganas de desconectar: perder de vista la oficina y los quebraderos de cabeza. Pero, ¿qué descanso necesita tu cerebro? ¿Hay vacaciones que contribuyen a mantenerlo más joven y saludable? ¿Nuestras neuronas agradecen la inactividad?

Las vacaciones son bienvenidas por todo el cuerpo, pero el cerebro sabe muy bien lo que necesita: nuevos retos. A tu cabeza no le sentará tan bien como piensas tumbarte en el sofá a ver la tele o no levantarte de la hamaca durante días. Ella prefiere que rompas con la rutina, pero que añadas motivaciones, que duermas un poco más -hasta que te eches alguna siesta-, comas bien -mucho omega 3-, ayunes algún día, nades en la playa y te relaciones más con los amigos.

"Hay que evitar la rutina. Si durante tu actividad laboral sueles tener una vida demasiado rutinaria -porque solemos estar sujetos a horarios y costumbres-, tu cerebro se aburre, se va llenando de basura o hastío", explica Raquel Marín, neurocientífica de la Universidad de La Laguna (ULL).

Esta profesora puso en marcha hace meses una página web (www.raquelmarin.net) donde explica, de manera cercana y amena, qué es el cerebro, cómo envejece y qué podemos hacer y comer -incluye recetas- para que su deterioro sea más lento. Es importante conocer estas recomendaciones científicas, ya que sirven para luchar contra las enfermedades asociadas al envejecimiento cerebral, como el párkinson o el alzhéimer. Antes de que acabe el año publicará un libro sobre la relación entre nutrición y cerebro.

Marín recuerda que el verano es un buen momento para hacer cosas diferentes, estimulantes. "Si viajas, descubres sitios, pruebas comida nueva, te relacionas con otras personas, cambias las pautas; eso hace que el cerebro despierte su actividad desde el punto de vista memorístico". Pero ese espíritu explorador no tiene por qué desarrollarse solo si haces turismo fuera. La misma actitud puede llevarnos a conocer pueblos cercanos o a hacer actividades deportivas o lúdicas para las que no solemos encontrar tiempo. Una caminata, aprender windsurf o visitar esa exposición que tenemos pendiente son buenas ideas.

Igual que nuestro organismo es social, también lo es nuestro cerebro. "Si en vacaciones haces el camino de Santiago, haces un viaje organizado o contactas con amigos que viven fuera o a los que hace tiempo que no ves, estás activando esa parte social desde el punto de vista del lenguaje y del emocional. Y eso también es un reto para el cerebro", apunta la docente.

El sueño también es importante. En España dormimos poco y hacerlo más es positivo: ayuda a afianzar aspectos de la memoria y a "eliminar basura". "A lo largo del día recibes un montón de información a todos los niveles: desde matrículas de coches hasta caras nuevas que ves por la calle. Todo esa información hay que gestionarla y durante el sueño es cuando más activamente se hace. Las neuronas son muy activas y gastan mucho oxígeno, y cuanto más oxigeno gastas, más residuos generas -es decir, estrés oxidativo, radicales libres-, que son los factores del envejecimiento".

El tiempo libre permite, además, hacer más ejercicio y oxigenar más nuestro cerebro. Para mantener la circulación sanguínea es recomendable practicar ejercicio físico a diario. El cerebro consume el 20% del oxígeno del cuerpo entero a pesar de tener un 2% del total del volumen. El vehículo del oxígeno es la sangre y si merma el vehículo sanguíneo, reduces también la capacidad de oxigenación del cerebro. Hacer deporte ayuda a controlarlo. Hay estudios científicos que demuestran que el ejercicio físico en personas mayores mejora la actividad hipocampal, es decir, "todo lo que está relacionado con la memoria o los aspectos cognitivos". "Se ha comprobado que hacer ejercicio aeróbico tres veces a la semana, 30 minutos, tiene beneficios sobre personas de edad avanzada" con patologías de este tipo.

Marín propone "caminar por la naturaleza" para estimular nuevos retos de memoria. Nuestro cerebro interpreta, de acuerdo a su pauta de estilo nómada - "nuestra historia de homínidos es mayor que la sedentaria"-, que "buscamos nuevos asentamientos, puntos de referencia, localizar enemigos o surtirnos de alimentos".

Seguir todos estos consejos para tener unas vacaciones cerebralmente saludables es bueno para nuestro organismo, pero también para nuestros jefes: tiene efecto en el trabajo que haremos a la vuelta. Porque evitar la rutina, estimular nuestra curiosidad y ponernos nuevos retos también nos hace más creativos.

Las ventajas del ayuno

En verano solemos comer más e incluso subir de peso. Sin embargo, Marín señala que es un buen momento para practicar el ayuno o hacer dietas hipocalóricas. Se considera ayuno desde que permanecemos 18 horas sin ingerir alimentos. Una dieta hipocalórica, en cambio, debe incluir menos de 200 calorías al día. "El ayuno es súper eficaz. Si tienes desajustes emocionales o depresivos, te quedas como nuevo", explica. Además, "se ha demostrado que estimula toda la parte memorística, cognitiva, la parte frontal del cerebro, la del pensamiento profundo, y que además es eficaz en patologías neurodegenerativas tipo alzhéimer". La evolución del ser humano lo explica. "Cuando el cerebro se desarrolló, la búsqueda de la comida era un reto importante. No teníamos acceso al supermercado ni a la agricultura o la ganadería. Lo que lo estimulaba muchísimo era el ayuno. A lo mejor te flaquean las fuerzas, pero lo que nunca flaquea es el cerebro".