El programa de movilidad estudiantil más popular del mundo cumple treinta años este 2017. Desde su creación, se calcula que ha acogido a más de nueve millones de participantes de 33 países distintos. Una evolución muy favorable si tenemos en cuenta que en su estreno involucró a 3.244 universitarios de 11 nacionalidades (entre ellas, la española).

Nuestro país es, precisamente, uno de los protagonistas del programa: el segundo que más alumnos envía y el que más recibe (más de 40.200 estudiantes extranjeros en 2015). Entre los principales destinos de los españoles, destacan Alemania, Reino Unido, Francia y, por supuesto, Italia. Pensemos que la antigua cuna del Imperio Romano recibió, solo durante el curso 2011-2012, a más de 8.280 universitarios españoles.

Pero, ¿qué es lo que convierte a Italia en el país favorito para nuestros alumnos erasmus? En este sentido, es habitual pensar que la similitud de la cultura y de la lengua hacen del proceso de adaptación algo más sencillo. También que ciudades como Roma, Florencia o Nápoles son sinónimo de fiesta universitaria y, al mismo tiempo, de aprobados asequibles.

No obstante, la movilidad es siempre una experiencia que requiere valentía y no está exenta de dificultades. Tengamos en cuenta que, además, para muchos chicos y chicas será su primera experiencia viviendo fuera de casa. Desde comprar y cocinar a diario hasta orientarse en una localidad nueva, pasando por resolver toda la burocracia académica, sanitaria y municipal... Durante su estancia, nuestros hijas e hijos se toparán con obstáculos sobre los que conviene informarse previamente.

Aconsejar al futuro erasmus sobre aquellos temas que dominemos, o acompañarle a la oficina de relaciones internacionales de su universidad habitual, se antojan buenas ideas. También dedicar tiempo a la búsqueda de piso a través de redes sociales o webs especializadas en oferta inmobiliaria. Y otra alternativa para el alojamiento: las residencias universitarias, a menudo ofertadas por los propios centros de destino.

Eso sí, la ayuda a nuestro hijo o hija erasmus no debe reducirse a la preparación de su experiencia, sino que debe mantenerse abierta a lo largo de la propia estancia. Y es que, a menudo, el estudiante requerirá algún envío proveniente de su país: libros, ropa para pasar el invierno, fotografías de familiares y amigos… todo aquello que olvidó o no pudo facturar en su vuelo de partida.

Para ello, nada mejor que enviar un paquete a Italia con Packlink.es. Se trata de una compañía que ofrece descuentos de hasta el 70% para envíos internacionales y, en el caso concreto de Italia, dispone de servicios a partir de 12 euros. Asimismo, para dar respuesta a las necesidades del cliente, Packlink compara entre más de diez transportistas, a la hora de buscar la solución más rápida y económica.

Por último, y en relación al rendimiento académico, hay un par de detalles que cuidar con atención. El primero se refiere a cursar alguna formación en lengua italiana; desde el comienzo del curso, a ser posible. El segundo está vinculado al denominado learning agreement o plan de convalidación de materias, firmado con las universidades de origen y destino.