Más de tres millones de objetos de un tamaño similar al que explotó sobre la ciudad rusa de Chelyabinsk en 2013 con una energía diez veces mayor a la bomba de Hiroshima, rondan la Tierra.

Así lo establece un nuevo estudio que ha utilizado la Cámara de Energía Oscura en el telescopio Blanco, ubicado en el Observatorio Interamericano Cerro Tololo en Chile, para estimar el número de objetos en órbita cercana a la Tierra que son similares en tamaño al impactador de Chelyabinsk.

La directora del Observatorio Nacional de Kitt Peak, Lori Allen, investigadora principal del estudio, explica que hay alrededor de 3,5 millones de NEOs (Near Earth Objects) de más de diez metros, una población diez veces más pequeña de lo que se infería en estudios previos. Alrededor del 90% de estos NEOs están en el rango de tamaño del de Chelyabinsk de 10 a 20 metros, añade.

El estudio, que se publicará en ''Astronomical Journal'', es el primero en obtener, a partir de un único conjunto de datos de observación sin suposiciones de modelos externos, la distribución de tamaños de NEOs de un kilómetros a diez metros. Un resultado similar se obtuvo en un estudio independiente que analizó múltiples conjuntos de datos (Tricarico 2017).

David Trilling, de la Universidad del Norte de Arizona, primer autor del estudio, explica cómo este estudio reconcilia el sorprendentemente pequeño número de NEOs del tamaño de una casa con la tasa observada de eventos tipo Chelyabinsk: "Si NEOs de tamaño edificio son responsables de eventos tipo Chelyabinsk, nuestros resultados parecen decir que la probabilidad de impacto promedio de un NEO de tamaño de una casa es en realidad diez veces mayor que la probabilidad de impacto promedio de un NEO grande. Eso suena extraño, pero puede estar diciéndonos algo interesante sobre la historia dinámica de los NEO".

Trilling especula que las distribuciones orbitales de grandes y pequeños NEOs difieren, con NEO pequeños concentrados en bandas de colisión de residuos que son más probables de impacto en la Tierra. Pueden producirse bandas de escombros cuando los NEO más grandes se fragmentan en enjambres de peñascos más pequeños. Probar esta hipótesis es un problema interesante para el futuro.