Pilar Abel no se sorprendió al conocer el pasado miércoles que las pruebas biológicas demostraban que no era hija de Salvador Dalí. Una noticia que no ha hecho más que darle alas para seguir reclamando con firmeza que su padre es el pintor ampurdanés: "Tengo otra baza y voy a luchar".

Esta gerundense de 61 años no quiere desvelar cuál es el as que tiene escondido en la manga, pero asegura en una entrevista con Efe, que tiene más de una baza, alguna de ellas "fuerte", y que no dudará en utilizarlas llegado el caso.

Sí que ha querido adelantar Pilar Abel que han llegado a su poder algunas fotografías en las que se puede ver el parecido entre ella o algún familiar suyo con parientes de Dalí.

"Ya se verá", repite en varias ocasiones la mujer que consiguió que una juez autorizase la exhumación de Dalí después de 28 años muerto y que, finalmente, ha recibido la noticia de que las pruebas biológicas demuestran que su ADN y el del genio del surrealismo no coincide.

"Según dicen es negativo pero aún tengo que verificarlo, ¿no?", manifiesta Pilar. Tiene dudas de que se haya respetado la cadena de custodia de las muestras que se tomaron al pintor en el Teatro-Museo de Figueres (Girona), donde está enterrado, y por eso quiere que se le facilite el soporte documental de dicha cadena.

Pilar ve "una mano negra o dos o tres o cuatro o veinte" en su caso y aunque confía "en la juez y en la Justicia", cree que hay intereses por que no se demuestre que ella es la hija del pintor.

Sin embargo, no se amedrenta ni se desanima por ello, aunque reconoce que lamenta cómo "fue tratada la juez" al ordenar la exhumación del que cree que es su padre, pero es algo que defiende porque considera que está en su derecho.

"Como ciudadana española tengo derecho a saber mi identidad, no porque sea Salvador Dalí. Aquí se ha puesto en duda la palabra de mi madre", asegura Pilar, quien repite una vez más que no le mueven intereses económicos.

Su historia es ya sobradamente conocida y en ella se incluye un halo de misticismo, incógnitas y surrealismo digno del propio Dalí a quien, según Pilar, "seguro que le hubiese gustado esto".

Con solo 7 años, su abuela le contó que era hija del pintor a quien nunca llegó a conocer aunque, en una época de su vida, afirma que se le encontraba a diario.

No fue, sin embargo, hasta 44 años después, en 2007, cuando su madre le reveló que había mantenido una relación sentimental con Dalí, a quien conoció en Cadaqués (Girona) cuando trabajaba como empleada de una familia que pasaba temporadas allí.

Fue entonces cuando, casi medio siglo después de enterarse por su abuela, Pilar decidió contárselo a sus allegados en una conversación, señala, de lo más cotidiana: "Si supierais quién es mi padre... Fue cuando lo solté, dije mi mayor secreto, que mi padre era Salvador Dalí".

A partir de ahí se ha sometido a cuatro pruebas de ADN en España y Francia, algunas de ellas alentadas por "terceras personas y mensajeros", cuyos resultados nunca ha conocido, salvo la última, que ha dado negativo.

Una de esas pruebas fue realizada con los restos biológicos del pintor alojados en una máscara mortuoria, de la que Pilar conserva una parte, y que estaban en poder de una persona a la que nunca conoció.

Una historia tan surrealista como el propio pintor, del que dice que es hija no solo por lo que le contó su abuela sino por un "sentimiento" que le lleva a pensar así.

Sostiene además que, a raíz de todo lo ocurrido, se han puesto en contacto con ella familiares de Dalí y que uno en concreto le apoya "al cien por cien".

Pilar se siente "con más fuerza que nunca" y no renuncia a acudir a instancias superiores en un futuro si la Justicia no le da la razón.

"La gente me apoya, me dice que luche. Y gente de reconocimiento, de rango", dice Pilar.

De momento, debe asistir el 18 de septiembre al juicio por la demanda de paternidad, a no ser que finalmente se suspenda, como ha pedido su abogado.

Sea lo que sea, Pilar lo tiene claro: "He luchado once años, ¿Crees que me voy a parar aquí?".