La falta de lluvias de este año podría hacer prever un retraso en la berrea del ciervo, pero, al menos en Extremadura, este ritual "first date" se encuentra ahora mismo en su momento álgido, cuando los machos tratan de ganarse el favor de las hembras.

Son muchos los espacios naturales, fundamentalmente de bosque mediterráneo, que al inicio del otoño ofrecen este espectáculo sonoro de la naturaleza, en el que los ciervos, al amanecer y al atardecer, rompen el silencio con sus bramidos para impresionar a las hembras y marcar el territorio frente a otros machos.

Un lugar privilegiado para contemplar el celo de los ciervos es el Parque Nacional y Reserva de la Biosfera de Monfragüe (Cáceres), cuyo centro de interpretación celebra en esta época diez talleres para comprender la berrea y conocer todas las curiosidades en torno a ella.

Alberto Garzón, el monitor e ingeniero forestal que los imparte, explica que son miles las personas las que se acercan estos días a Monfragüe, especialmente durante los fines de semanas, para asombrarse con esta ceremonia del apareamiento.

A pesar de que el calor o la sequía suele retrasar la berrea, actualmente en Extremadura "está ya bien entrada", pues la lluvia que cayó durante 24 horas el pasado 30 de agosto hizo que la atmósfera se limpiase y los ciervos empezaran a oler el celo de las hembras.