Una cosa es firmar un acuerdo de paz y otra construir la paz. El reportero de guerra Víctor de Currea-Lugo denunció ayer en la Universidad de La Laguna (ULL), en el marco del Campus América, numerosos incumplimientos del pacto acordado entre el Gobierno colombiano y las FARC, y alertó del riesgo de que esa deslealtad boicotee un proceso tan crucial para el progreso del país. "La gente nos felicita en los aeropuertos internacionales, pero por algo que no es cierto: el precio de la leche sigue igual y siguen matando a líderes sociales". Hoy, "la paz en Colombia no avanza de manera lenta, está estancada", lamentó.

El periodista, que ha cubierto numerosos conflictos armados, abordó algunos de los retos a los que se enfrenta su país. Uno de los más importantes es la creación de una nueva ciudadanía en una nación muy "clasista y polarizada". Para lograrlo -dijo- es necesario que el Gobierno dé respuesta a las necesidades de los indígenas y que idee una política agraria que trabaje por la soberanía alimentaria, que permita a los campesinos vivir dignamente sin tener que dedicarse al cultivo de coca.

Recordó que todos los expertos consultados en los Acuerdos de paz de La Habana para contextualizar la situación de Colombia coincidieron en algo: la tremenda exclusión social y política que caracteriza al país.

Los incumplimientos de los acuerdos han provocado, según el periodista, que en solo un año el 25% de los componentes de la guerrilla haya desertado, es decir, "se haya desconectado de la política de transición". "A las FARC se les ha incumplido, se les hizo una promesa y el Estado la incumplió", subrayó.

El colombiano insistió en que su postura está muy lejos de ser complaciente con las FARC, pero "la justicia transicional en Colombia no existe".

Durante la campaña para votar el proceso de paz, "no ha importado qué decía el acuerdo, sino lo que la gente creía que decía". Hubo sectores que temieron que Colombia se convirtiera en Venezuela, pero también entró en campaña el ateísmo de la guerrilla y -"aunque no lo crean"- la homosexualidad. "Casi nadie ha leído el documento". A partir de ahí, también "hay que tener claro, señaló, que "no se puede negociar con el Código Penal en la mano".

Esa polarización de la que habla fue alimentada por los medios de comunicación durante la campaña para el plebiscito. El periodista puso ejemplos de "posverdad" -tanto entre los partidarios del "sí" como entre los del "no"- del papel que ha desempeñado la prensa a la hora de enquistar posturas. Pero el problema de la prensa va más allá de posicionamientos ideológicos: en los últimos 30 años, según datos del reportero, han sido asesinados 226 periodistas y los autores del 85% de los homicidios permanecen impunes en la actualidad.

Tanto el periodista Víctor Currea-Lugo como el diputado del Parlamento Centroamericano Pablo Ceto coincidieron en que "la paz no es solo silenciar fusiles". El postconflicto es crucial para que esas aspiraciones no se perviertan, advirtieron.

Pablo Ceto inauguró ayer la sesión del seminario de Campus América "Conflicto y seguridad humana: la pacificación de conflictos". En su ponencia, realizó un balance del estado actual de Guatemala, su país, cuando se han cumplido dos décadas de los acuerdos de paz entre el gobierno y la guerrilla. El país centroamericano tiene 17 millones de habitantes, de los cuales el 80% es de ascendencia maya y, sin embargo, han padecido una importante exclusión social, contó. El ponente sostuvo que quedan muchas cosas pendientes, lastradas por un Estado azotado por la corrupción y sin voluntad real de lograr la pacificación. "La paz no es sólo el silencio de las armas. Hay que construirla y cuesta mucho".

Esas mismas palabras fueron retomadas por el reportero Víctor Currea-Luego, que intervino a continuación, para plantear el riesgo que tiene ante sí Colombia de no saber crear el engranaje necesario para que la paz funcione en la práctica y no sea solo un documento. "Hay que cuestionarse si el derecho está al servicio de la paz o la paz al servicio del derecho", planteó.

Por su parte, Germán Londoño Carvajal, asesor del Congreso de la República de Colombia, ahondó en el alcance de la justicia prospectiva cuando se intenta construir la paz. Recordó que en la Universidad de Aguere se firmó, en 1993, la Declaración de La Laguna, una propuesta universal sobre los derechos que tienen las generaciones futuras a contar con una tierra o un país en condiciones.