Investigadores de la Universidad de Adelaida (Australia) han constatado que los países con un mayor esperanza de vida y un mayor acceso a la asistencia sanitaria tienen tasas mucho más altas de incidencia de cáncer que aquellos con un nivel peor, según los resultados de un trabajo que publica la revista ''Evolutionary Applications''.

Los autores de este trabajo, en el que se hizo un análisis de los datos globales y por países de los tipos de cáncer más frecuentes, creen que esto es fruto de la "selección natural" de la medicina moderna, que está permitiendo a las personas vivir más pero, en cambio, todavía no evita que los factores genéticos que favorecen la aparición de muchos tumores pasen de una generación a otra.

"La medicina moderna ha permitido a la especie humana vivir mucho más tiempo de lo que se esperaría en el mundo natural", ha reconocido Maciej Henneberg, director de la Unidad de Antropología Biológica y Anatomía Comparada de Adelaida.

Una situación que ha dado lugar a que cada vez haya más población susceptible de tener cáncer y a que la incidencia de algunos tumores se haya duplicado e incluso cuadruplicado en los últimos 100-150 años.

"Los países con una mortalidad más baja favorecen que haya más personas con antecedentes genéticos que puedan reproducirse y transmitir sus mutaciones a la siguiente generación. Y al tener al mismo tiempo una baja tasa de fertilidad, tampoco hay una mayor diversidad genética", ha añadido Wenpeng You, también autor del estudio.

En su estudio compararon a los países que ofrecían una mayor y menor supervivencia al cáncer, teniendo también otros factores como el nivel socioeconómico o la calidad de los servicios médicos, o el nivel de mortalidad y natalidad.

Así, entre los "mejores" países del mundo estaban Islandia, Singapur, Japón, Suiza, Suecia, Luxemburgo, Alemania, Italia, Chipre y Andorra. Y en el lado opuesto Burkina Faso, Chad, República Centroafricana, Afganistán, Somalia, Sierra Leona, República Democrática del Congo, Guinea-Bissau, Burundi, República Democrática del Congo y Camerún.

Al comparar la incidencia del cáncer, los investigadores vieron que la tasa de la mayoría de los tumores en los 10 ''mejores'' países fue mayor en diferentes tumores. Los niveles más altos se observaron en el cáncer de testículo (con una incidencia 14 veces mayor), el de pulmón (12 veces mayor) o el de melanoma (10 veces mayor).

Asimismo, en otros tumores la incidencia también era mayor, caso de los tumores cerebrales (6,5 veces mayor), el cáncer de páncreas (5,1), próstata y leucemia (3,5), mama (2,7) y ovario (2).

Sólo en el caso del cáncer de cérvix la tendencia fue a la inversa, con una incidencia cinco veces mayor en los países ''peores'', algo que Henneberg vincula a "unos peores niveles de higiene", clave en estos tumores.

En virtud de estos datos, este experto apunta que la clave para que la humanidad se libre del cáncer podría estar en la ingeniería genética, "para conseguir reparar los genes" y lograr que una mayor esperanza de vida no se asocie a un mayor riesgo de estas enfermedades.