España, al igual que muchos otros países de la Unión Europea, "va mal" en la generación de conocimiento innovador, es decir, aquel que sirve para resolver los problemas de la ciudadanía. Esto ocurre debido a que se ha apostado mucho más por la investigación básica que la aplicada y porque la mayoría de empresas -que son quienes deben apostar por la innovació- son pymes.

Es la conclusión a la que llegó María Carmen Vela Olmo, secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, órgano adscrito al Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, durante la conferencia de Campus América "La política científica como motor del desarrollo económico y social". En su exposición también estuvieron presentes el director general de Universidades del Gobierno regional, Ciro Gutiérrez; el consejero de Economía, Industria, Comercio y Conocimiento, Pedro Ortega, y el rector sustituto y vicerrector de Investigación, Francisco Almeida.

La secretaria de Estado insistió en que "a pesar de la crisis económica", España sigue estando en la décima posición del ranquin mundial de generación de conocimiento científico. "Por encima están países como China o India, pero nuestra calidad de trabajos es mucho mayor", aseguró, mientras mostraba datos en los que se incidía que el 4,3% de las publicaciones excelentes del mundo pertenecen a España.

Sin embargo, no somos tan buenos en cuanto a "generación de conocimiento que resuelva los problemas de la ciudadanía", es decir, en innovación. "A nivel europeo estamos entre el decimosexto o el decimoctavo lugar", admitió Vela Olmo, que remarcó que una de las razones reside en que solo el 52% del tejido empresarial de nuestro país está invirtiendo en I+D+i, cuando "en otros países esta proporción es del 80%". Esto ocurre además, porque la "mayor parte de las empresas" españolas son pymes, lo que provoca un "enorme desequilibrio y dificultad para innovar".

Por ello, en el marco del Horizonte 2020, en 2013 se apostó por aunar la estructura de innovación con la científica, para poder establecer "una estrategia sin barreras", que permita tanto obtener conocimiento científico básico como aplicado.

Como conclusión, la secretaria de estado afirmó que "nuestro sistema científico es pequeño y tiene problemas", sin embargo, remarcó que "no hay que ser pesimistas y hay que seguir impulsándolo porque queda mucha tarea por delante".

las claves

El 4,3% de las publicaciones con indicador de excelencia del mundo han sido realizadas en España.

A pesar de la crisis nuestro país sigue estando en la décima posición en cuanto a generación de conocimiento científico.

Solo el 52% de las empresas de España están invirtiendo en I+D+i, cuando en otros países esa proporción llega al 80%.

La privada, es decir, las empresas, son totalmente necesarias para impulsar la economía y la competitividad del sector de la ciencia, la tecnología y la innovación en España.

Para conseguirlo, debe haber una sinergia entre las universidades -que son las generadoras del 60% del conocimiento científico en España- y las empresas. Un problema que aún está por resolver, pues como aseguró Rafael Robaina, rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), muchas empresas ven a esta institución como una bolsa de contratación y no tanto como "un elemento de transformación social".

Por esta razón, propuso "concretar" el papel de las universidades en la generación de conocimiento científico, ya que "si se transmitiera el conocimiento, nos iría mejor".

En este punto también se paró a debatir Luis Broton, profesor del Instituto Iberoamericano de Postgrado, que remarcó que los países latinoamericanos, aunque dedican menos proporción de su PIB al I+D+i, todo lo poco que dedican lo hacen para la investigación aplicada.

"Como tenemos pocos recursos, lo poco que invertimos a este concepto se orienta a las actividades productivas", afirmó Broton. Lo hacen así porque es una gran parte de la población la que siente "recelos" hacia la ciencia, por eso es fundamental que vean la mejora que trae consigo.