Los accidentes biológicos sufridos por los enfermeros, como pinchazos o cortes, en sus puestos de trabajo han aumentado tanto en hospitales como en centros de salud desde 2013, por lo que estos profesionales reclamaron ayer mayor seguridad y evaluación de los riesgos a los que están expuestos.

Lo aseguraron los representantes de la Mesa de la Profesión Enfermera, formada por el Consejo General de Enfermería y el sindicato Satse, en la presentación de los primeros resultados del Observatorio de Bioseguridad, creado precisamente para analizar estos riesgos.

El estudio se ha elaborado a partir de las encuestas a las "enfermeras centinelas", que son las delegadas de prevención de riesgos en sus centros, más de un centenar de hospitales y centros de salud.

Según los datos, el 95,8% de los encuestados que trabaja en un hospital asegura que se han producido accidentes biológicos por inoculación -pinchazo- en los enfermeros, y el 60,3% de los que desempeñan su labor en centros de salud también lo afirman.

Los enfermeros pusieron de manifiesto que en caso de pinchazo accidental pueden infectarse con los virus de VIH, hepatitis B o C.

Explicaron que, a pesar de que en 2013 España traspuso una directiva que regulaba la bioseguridad y que es de obligado cumplimiento, los accidentes biológicos han aumentado en ese año, también en 2014 y en 2015, tanto en hospitales como en centros de salud. Así, si en 2013 se produjeron en hospitales un total de 4.619 accidentes, en 2014 se registraron 5.159, en tanto que en 2015 fueron 5.560.

Hay que tener en cuenta que existe una "considerable infradeclaración" de estos accidentes; de hecho, el 32% de los ocurridos en hospitales y el 24% en centros no se declara ante los servicios de prevención. Los representantes de la mesa destacaron el incumplimiento de la normativa vigente y lo achacaron, por un lado, a la falta de evaluación específica de riesgos laborales y, por otro, a la ausencia de formación acreditada en esta materia a los propios profesionales.

En este sentido, los resultados revelan que el 35,4% de los centros no cuenta con un procedimiento de trabajo seguro. En cuanto a los medicamentos peligrosos, los enfermeros apuntan que de los más conocidos y empleados son los citotóxicos, que se emplean en el tratamiento del cáncer, pero que se aplican cada vez más al control de otras patologías. Estos fármacos pueden provocar cáncer y, en caso de embarazo, abortos.