No se trata solo de la pérdida de bosques, los incendios forestales tienen consecuencias negativas "mucho más allá de lo que conoce normalmente la gente" y "solo podremos cambiar la situación cuando la sociedad las comprenda de verdad", advierte a Efe Serafín González Prieto.

Doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de Santiago de Compostela, experto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN), se dedica a la recuperación de suelos quemados y "desgraciadamente" tiene "mucho trabajo".

González alerta de que "aunque algunas personas también se acuerdan de la fauna afectada, la mayoría cree que el fuego en el monte sólo afecta a la vegetación", que puede tardar en recuperarse un plazo de entre unos meses -si sólo había herbáceas- o varios cientos de años -en el caso de árboles de grandes dimensiones-.

Sin embargo, el problema es mucho más grave por la erosión del suelo, pues "cada centímetro que se pierde tarda entre cien y doscientos años en recuperarse".

Esto incide en una disminución de la cantidad y la calidad del agua que puede llegar a almacenar y, finalmente, en la salud humana "debido a la contaminación atmosférica y de los recursos hídricos".

Hay que tener en cuenta también la muerte de trabajadores contra el fuego, que "en Pontevedra, coincidiendo con el ''boom'' del ladrillo y la plantación de eucaliptos" se ha multiplicado por seis, desde los 2 que fallecieron entre 1984 y 2000 hasta los 12 que lo hicieron entre 2001 y 2017.

Además, estos siniestros facilitan la invasión de especies exóticas, reducen la riqueza suministrada por el bosque en productividad forestal y otros recursos y afectan a otros aspectos como los daños al patrimonio cultural o el empobrecimiento paisajístico.

González recuerda que Galicia, "con el 5,8 de la superficie de España, sufre el 70% de los incendios", con una frecuencia que "no es natural". Para mejorar la eficacia en la lucha contra ellos, en el CSIC llevan desde los años noventa diseñando estudios "sobre cómo es afectado el suelo y buscando maneras eficaces de mitigar los daños y acelerar la recuperación", indica.

Esta información científica y técnica está disponible pero "lamentablemente no es aplicable a la escala de siniestros que hoy padecemos" y "si seguimos teniendo oleadas de 50.000 hectáreas de suelo quemado es muy difícil actuar".

También subraya los informes de la Fiscalía de Medio Ambiente en Galicia, los cuales certifican que el 90% de los incendios son intencionados y que la mayor parte de los pirómanos viven a menos de 10 kilómetros de distancia.

Por ello, "es necesario sensibilizar al conjunto de la ciudadanía para, entre todos, presionar a quien tiene la capacidad para abordar el problema" que "en la mayoría de los casos es la actividad humana".