Los cultivos del municipio valenciano de Burjassot tendrán esta semana nuevos guardianes: cuatro águilas harris que ahuyentarán a palomas, estorninos o especies invasoras, como cotorras argentinas o tórtolas turcas, que dañan o acaban con productos como chufas, papas, lechugas y alcachofas.

La iniciativa surgió del Consejo Agrario Municipal de Burjassot, a cuya disposición el Ayuntamiento puso 3.000 euros para que lo invirtieran en la huerta, y los agricultores que forman parte del mismo decidieron usarlo para controlar lo que consideran una "plaga" de palomas "que se comen los cultivos". Así lo asegura a EFE la concejala de Bienestar Social e Igualdad de Burjassot, Lluna Àrias (Compromís), que indica que se está realizado un estudio para determinar cuántos ejemplares de palomas hay y si, científicamente, se puede declarar como una plaga.

Aunque había varias formas de actuar, Àrias señala que les llegó la propuesta de Lokímica, empresa dedicada al control de plagas, de hacerlo con vuelos de rapaces, no para cazar las aves sino para "ahuyentarlas y que no sientan los cultivos como zona segura". La superficie de cultivos no es muy extensa en Burjassot pero tiene bastante variedad, como chufa, alcachofas y patatas, productos que en su fase más incipiente son comidos por las aves o, en el caso de cultivos de hoja como lechugas o coles, quedan muy dañadas y no tienen salida para venta.