El daño hepático fulminante se produce con una sobredosis por paracetamol y hay tratamiento, pero se limita a las primeras ocho horas tras la ingestión. Ahora, científicos españoles han identificado en ratones una nueva vía para tratar este daño más allá de este período y evitar así trasplantes de hígado.

En el daño hepático fulminante por paracetamol, el hígado está absolutamente deteriorado y es incapaz de realizar sus funciones metabólicas, como la de eliminar tóxicos, fundamental, por ejemplo, para que no se produzca encefalopatía hepática -la incapacidad del hígado de filtrar tóxicos provoca pérdida de la función cerebral-.

La ingesta de paracetamol en dosis pequeñas y adecuadas se metaboliza sin problemas en el hígado, pero si esta es de cuatro gramos diarios durante una semana o, en determinados casos, durante una ventana más corta de tiempo, pueden aparecer los problemas. Se estima que más de 60 millones de personas consumen paracetamol semanalmente en EEUU y unos 30.000 ingresan al año con daño hepático inducido.