Alexis Ramallo se encontró ayer con la suerte al entrar en un bar a tomar café. Se percató en ese momento de que le había tocado el Segundo (51244), 125.000 euros. Contada hasta ahí puede ser la historia suya y la de unos cuantos más. La diferencia en este caso es que detrás del número había una fecha. No estaba relacionada con las elecciones catalanas, ni con gestas futbolísticas, ni con ninguna otra extravagancia en esa línea. Lo suyo iba en serio: era la del nacimiento de su padre, fallecido hace un año y medio.

"Parece una señal del cielo", decía con los ojos enrojecidos al poco de resultar agraciado. Había ido a La Botica, un conocido establecimiento de San Benito, y vio su número entre los premiados. "Empecé a llorar", admitió. Lo había comprado enfrente, en el receptor de lotería del Estanco Arvelo, un negocio enraizado en el barrio -46 años abierto y unas cuatro décadas repartiendo la suerte-, donde los vecinos, y especialmente muchos de esos de toda la vida, ponen La Primitiva y La Quiniela. Y allí fue Alexis el día que trató de conseguir un décimo "tradicional" con aquella fecha y no lograba dar con él. La propietaria del quiosco, Cande Arvelo, lo consultó en la máquina. Estaba.

Para redondear lo ocurrido, en un primer momento no tenía el dinero encima. Cande se lo fió y él se lo pagó unos días después. "Más señales no se pueden tener...", insistió Alexis ya avanzada la mañana, entonces ante numerosos medios de comunicación y con el premio ingresado en el banco. "De momento, tranquilidad; hay que saberlo administrar", reflexionaba este vecino de San Benito, "lagunero de pura cepa", antes de apuntar que inicialmente pensó que podía estar equivocado. "¡Yo creo que no había visto 125.000 euros juntos en mi vida!", festejó.

Cande Arvelo estaba feliz, como si le hubiera tocado a ella. Por Alexis -que actualmente se encuentra desempleado- y también por otra vecina de la zona, que apareció más tarde y que sostuvo que pidió el 51244 (el miércoles de la pasada semana) porque lo había soñado. Desde luego que fue un sueño feliz, que se completó este viernes y que no solo se quedó en San Benito, sino que también llegó a otro punto de la ciudad: el receptor del Mercado de La Laguna, el puesto 61, dio uno de estos "décimos electrónicos" del 51244. Pero allí el ambiente, sin premiado conocido, era algo menor a pesar de la lógica alegría de su responsable, Alejandro Rodríguez, y la sorpresa de otros comerciantes y habituales de la recova.

Todo lo anterior forma parte de ese idilio que en los últimos años parece tener la Ciudad de los Adelantados con la Lotería de Navidad. Es cierto que en 2016 un solo número dejó más de seis millones de euros (aquello era otra cosa...), pero lo de esta edición tampoco estuvo mal. A los 375.000 de esos tres boletos del Segundo hay que sumar dos de los quintos: uno del 00580 y otro del 22253, cada uno dotado con 6.000 euros y ambos con sus singularidades.

El 00580 fue vendido en el receptor de la curva de Las Canteras. "¡¿Que hemos dado un premio?! ¡¿En serio?!", exclamaban desde el local al otro lado del teléfono al poco de salir la bola. Un rato después, Alejandro Martín y su tío José Ángel Martín, que trabajan en esta tienda, se mostraban más que contentos. "¡Disculpen, pero di el Quinto!", celebraba Alejandro, botella de sidra en mano, que no dudó incluso en improvisar un brindis con unas clientas. El 23 de noviembre cumplieron tres años de actividad y este ha sido su premio más destacado.

Y Alcampo volvió a estar por tercer año entre los elegidos por la diosa Fortuna. Margarita Martínez es la gerente de este receptor de lotería, que cuenta ya con tantos años como esta gran superficie: 25. Al igual que en el mercado y Las Canteras, la identidad del agraciado era una incógnita, si bien aquí las cosas del destino hicieron que se diese que el número agraciado solo variaba en un dígito del Quinto que emitieron un año atrás. En 2016 fue en 22259 y ayer, el 22253. Son las sorpresas (¿y señales?) de la suerte, esa misma que dejó 387.000 euros en La Laguna, así como unas cuantas escenas para el recuerdo.