A pesar de que España abandera la dieta mediterránea, la alimentación infantil no es todo lo completa que debería y, en concreto, la calidad del desayuno, que constituye la comida más importante del día, "deja que desear" al desplazar la bollería industrial a alimentos más saludables.

Hace unos días, las redes sociales fueron el escenario de la polémica generada a raíz de un tuit de una nutricionista en el que señalaba que su hijo no sabía lo que era una galleta y que era feliz desayunando garbanzos, un gesto que sumó defensores pero también críticos.

Para el jefe de servicio de Endocrinología del Hospital de Albacete, Francisco Botella, el desayunar alimentos poco habituales pero muy saludables, como los garbanzos, en la primera comida del día "no tiene, en absoluto, ninguna pega".

De hecho, afirma, en declaraciones a Efe, que tiene más sentido desayunar alimentos como las legumbres, que "son excelentes y muy recomendables, que un batido de cacao con más del 70 % de azúcar, o que una pieza de bollería industrial, elaborada con aceites muchas veces no muy saludables". Y es que, a juicio de Botella, quien también es miembro del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), en los desayunos de los niños españoles "hay un excesivo consumo de productos azucarados, de bollería industrial de todo tipo y, además, muchas veces el lácteo es sustituido por batidos o lácteos azucarados. "La alimentación infantil en España, en general, deja bastante que desear", sentencia el experto.

Desde la Asociación Española de Pediatría (AEP), el coordinador de su comité de Nutrición, José Manuel Moreno, señala que la calidad del desayuno de los niños es mejorable, y apostilla que se dedica poco tiempo a esta primera comida del día, la mayor parte de las veces con la "excusa" de la falta de tiempo. "Suele ser bastante rápido, con alimentos de consumo rápido, poco variado", explica Moreno. Según apunta, solo uno de cada tres niños "más o menos" hace un desayuno con una variedad completa de alimentos.

¿Y cómo es un desayuno equilibrado? Pues, tal y como explica Botella, consiste en cualquier lácteo no azucarado, un poco de pan, "si puede ser integral, ya sería la bomba", con aceite y algún alimento rico en proteínas y sin mucha grasa como el fiambre de pavo. La fruta también es recomendable, aunque también se puede ofrecer en el recreo.