La batalla contra la mutilación genital debe librarse desde cualquier país del mundo, porque no es ajena en lugares como España, donde hay más de 18.000 niñas en riesgo de sufrirla, y debe hacerse a través de la educación y la mediación con las comunidades, dejando la sanción penal como último recurso.

Responsables de administraciones y expertos de distintos ámbitos, de la sanidad, del derecho y de la universidad, junto a organizaciones sociales han debatido cómo actuar contra "la forma más brutal de violencia de género", durante la Jornada Internacional contra la Mutilación Genital Femenina, celebrada en Madrid.

"Tiene que dejar de ser una condena nacer niña en algunos países del mundo", como Senegal, Nigeria, Mali, Gambia, Ghana y Guinea, por ejemplo, donde se realiza esa práctica, ha reclamado la presidenta de la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF), entidad que ha organizado la jornada. En España viven 70.000 mujeres originarias de alguno de esos países en los que está extendida la práctica, de las que más de 18.000 son menores de 14 años.

Las personas de esas nacionalidades se concentran en Cataluña, Madrid, Andalucía, Valencia, País Vasco, Aragón y Murcia.