Animar a los niños a jugar con muñecas, limpiar, hacer ''comiditas'', ofrecerles diferentes opciones a la hora de vestirse, que conozcan la historia de Marie Curie o Malala, responsabilizarles de su cuidado, animarles a preparar su merienda, a que cuiden de un bebé o de un familiar enfermo, a relacionarse con mujeres de todas las edades, o a expresar e identificar sus emociones son algunos consejos para educar en igualdad.

Así lo indica editora y bloguera Iria Marañón en su libro ''Educar en el feminismo'' (Pataforma Actual), en el que habla de cómo empoderar a las niñas, pero también dedica un capítulo a la educación de los niños, bajo el título ''Los chicos SÍ lloran y NO tienen que pelear'', con el que pretende animar a padres y madres, y a todos aquellos interesados en la educación de los más pequeños, a acabar con el machismo "tan normalizado" en la sociedad desde edades tempranas.

"El juego supone un cursillo acelerado que marca en los niños lo que van a ser de mayores y puede determinar el lugar que van a ocupar en la sociedad", subraya la autora de este ejemplar, en una entrevista con Europa Press, en la que insiste en la necesidad de que los niños se responsablicen de los cuidados no solo por su bien, sino porque en el futuro también le va a generar satisfacción. Eso si, advierte de que esto solo es efectivo si ven el ejemplo en casa, en su padre.

"Los niños necesitan ser educados en el feminismo más que las niñas para que dejen de oprimir", asegura Marañón, que explica que, al contarle a una amiga con tres hijos varones que estaba escribiendo este libro, a esta le pareció una buena idea, pero le trasladó su temor a que a sus chicos les "mangoneen" las chicas porque, según comentó, "vienen pegando fuerte". "Pero,¿qué hay de malo en que los hombres asuman que las mujeres pueden tener el control?", se pregunta Marañon.

Esta experta, también creadora del blog ''Comecuentos Makers'', ve fundamental que a los niños se les enseñe a resolver los problemas de manera pacífica, a través de la negociación; se les eduque en la empatía para que sepan ponerse en el lugar de las niñas o de otros niños; a expresar lo que sienten de forma libre y a saber gestionar sus emociones; a ser generosos con su tiempo y dedicárselo a los demás; a evitar que sean narcisistas, "un rasgo común en todos los machistas violentos", y a respetar el espacio físico y la opinión de las niñas.

"La educación es fundamental desde que un niño nace. Sus juegos durante la infancia, sus juguetes, las referencias que tengan alrededor de niñas y mujeres, los espacios, la ropa o los colores son un máster educativo para que aprenda machismo, o bien feminismo", asevera en su libro.

PROTEGER A LOS CHICOS CONTRA EL ''NEOMACHISMO''

Para que sean educados en lo segundo, Marañón considera necesario un cambio de roles. En este sentido, explica que igual que a las niñas se les alienta para que sean astronautas, matemáticas o físicas, ambiciones "alejadas de su papel estereotipado de chica", hay que animar a los chicos también a ser profesores, enfermeros, artistas o bailarines. Además, advierte de que el fútbol, los piratas, superhéroes o el resto de estereotipos "no hacen que un niño sea niño".

Por último, habla del proteger a los niños del ''neomachismo'', encarnado en hombres que dicen defender la igualdad de ambos sexos -- porque actualmente está mal visto pedir a las mujeres que se callen y "se vayan a fregar"--, pero que no quieren que esta igualdad "les salpique". Son los que recurren a tópicos tales como que hay hombres maltratados por las mujeres o que la legislación contra la violencia de género contribuye a que las mujeres pongan denuncias falsas, cuando la realidad es que estas representan el 0,001% del total.