Un colectivo igual que una familia y con un solo objetivo: servir de herramienta para que cualquier persona sorda de Canarias pueda sentirse acogida y ayudada a través de la formación y los servicios que presta la Federación de Asociaciones de Personas Sordas de las Islas Canarias (Fasican). Y en este caso, independientemente de si se trata de una persona sorda o su familia.

Desde que hace más de 21 años se conformara el colectivo como una federación (septiembre de 1996), la tarea de Fasican ha sido enormemente valorada a través de las actividades que desarrollan. Las mismas tienen como último fin la mejora de la calidad de vida de las personas con alguna discapacidad auditiva a través de servicios directos y asesoramiento personalizado, unas premisas que le ha valido el reconocimiento de distintas entidades, entre las que destaca el Premio al Valor Social con el con el que Cepsa le otorgó en 2012.

Se trata de una actividad poco conocida y su presidente, Roberto Suárez, pone en valor la labor que desarrollan los 24 empleados que tiene entre técnicos especialistas y personal administrativo, "con el único objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas sordas de Canarias", explicó a través de la mediación de sus colaboradoras Paula Santana y Esther Ramos.

Reconoce los problemas sociales a los que se enfrenta el colectivo, especialmente los relativos al poco conocimiento y consciencia de la sociedad de la existencia de personas con necesidades especiales o la propia comunidad sorda. "Por eso en cada uno de los proyectos que realizamos desarrollamos planes de sensibilización para dar a conocer de forma real lo que es una persona sorda, sus necesidades y cómo comunicarse con ella. Para eso participamos en ferias, jornadas, congresos, jornadas informativas en centros de educación... En todos lados".

"Tratamos que la sensibilización sea un pilar básico de la federación", apuntó en la sede de la calle Zurbarán de Los Andenes, en La Laguna.

En este punto, y en base al desconocimiento social que existe en torno a este sector poblacional de más de 30.000 personas (según los últimos datos del ISTAC), el representante del colectivo señaló detalles como que es habitual la confusión de denominar a las personas sordas como "sordomudos, cuando solo son sordas. Hablamos de que no tienen problemas para emitir sonidos. No hablan porque no han podido escuchar y por lo tanto no han aprendido a hablar, pero pueden emitir sonidos".

"Es igual que hablar de lenguaje de signos, cuando es lengua de signos porque es una lengua oficial. Son dos conceptos que tienden a ser mal entendidos", defendió.

Roberto Suárez, que dirige Fasican desde hace 7 años, apuntó que "la federación atiende a través de su programa social a unas 250 personas, según la base de datos de usuarios, familiares y profesionales".

"Luego las compañeras intérpretes tienen otra base de datos en las que tienen unas 300 personas más y aquí estarían personas sordas "y las entidades con las que colaboramos cuando nos piden el servicio de intérpretes, al igual que hacen otros profesionales o colectivos", dijo.

Valoró positivamente la conciencia existente y que poco a poco está calando en la sociedad el reconocimiento de la necesidad de tener intérpretes y servicios para personas sordas, "y ahora se ha normalizado el hecho de que la lengua de signos esté en las administraciones y empresas como un proceso de inclusión".

Precisamente, el servicio de intérpretes de lengua de signos es uno de los más importantes que presta Fasican (la base de la financiación propia), al margen de los planes de empleo y los cursos formativos de lengua de signos, entre otros.

Esta es parte de la labor que presta Fasican y que le ha valido el reconocimiento social de multitud de administraciones y empresas comprometidas con la labor social que realizan.