Cuarenta y dos años a las espaldas son muchos, sobre todo si hablamos de un campo tan complejo y delicado como la drogodependencia. Aunque en su nombre porten la palabra juvenil, la Asociación San Miguel Adicciones es toda una veterana y pionera en Canarias. Su labor con la sociedad no solo ha sido premiada con la sonrisa de sus pacientes rehabilitados, sino también con galardones como el Premio Reina Sofía en 1991 o el Premio Cepsa al Valor Social en 2014.

La ONG, que está subvencionada por la Consejería de Sanidad y la Dirección de Salud Pública del Gobierno de Canarias, se centró en sus inicios en el tratamiento de jóvenes, pero hoy tiene programas y proyectos dirigidos a todo tipo de sustancias y grupos de edad. Según datos de la organización, en 2016 fueron 2.803 las personas atendidas por la entidad en sus centros asistenciales, de las cuales el 42,10% fueron por opiáceos, el 20% por cannabis y el 17 por alcohol, siendo estas tres las drogas que mayor demanda de tratamiento tuvieron.

“Una de nuestras joyas es el servicio especializado para adolescentes, que es único en Tenerife. Aparte de que prestamos ayuda a 218 personas de 14 a 21 años, también trabajamos con las familias, se hacen análisis de sangre y orina, y se coordina con colegios, institutos y educadores”, comenta el vicepresidente y psicólogo Francisco Lorenzo.
Asimismo, asegura que el hecho de realizar análisis de orina es un procedimiento que no se hace en todo el país, por lo que también se consideran innovadores por este y otros motivos.
La asociación cuenta con un equipo multidisciplinar integrado por médicos, psicólogos, trabajadores sociales, administrativos, farmacéuticos, educadores y técnicos de laboratorio. Todos ellos, forman parte de una estructura que cuenta con cuatro unidades de atención (Santa Cruz, Ofra, La Laguna y Añaza), cuatro unidades de farmacia en las mismas zonas, el centro de día para adultos Cercado del Marqués, un laboratorio, así como programas varios que prestan orientación laboral, judicial y formación en universidades o colegios.
Una de ellas fue la dirigida a un módulo de 30 mujeres que estaban en prisión. “Con la subvención del Premio Cepsa al Valor Social invertimos en esta iniciativa, que dividimos en dos grupos o módulos de 15 personas. La verdad que fue todo un éxito, pero por la falta de recursos económicos no hemos podido continuar”, asegura la presidenta Teresa de la Rosa. En este sentido, sí que mantienen el proyecto Fénix, también orientado a la desintoxicación y deshabituación de los internos. Con él, el pasado año se atendió a cerca de 100 presos con tratamientos centrados en la cocaína y heroína.

“Este año vamos a llevar a cabo un programa de formación profesional básica a los profesores para dotarlas de habilidades y herramientas para la prevención de las adicciones, charlas en colegios e institutos, cursos y talleres para los padres, además de centrarnos en las libertades y medidas judiciales de los pacientes de nuestra isla”, cuenta Lorenzo.
Desde hace más de 30 años, la entidad guarda una estrecha relación con la Universidad de La Laguna. Esta, se traduce en la organización de eventos, como es el caso de la V edición del Congreso Nacional Patología Bio Psicosocial, en un convenio de formación e investigación para las distintas secciones de la institución y, además, en una tarea de supervisión de alumnos de prácticas y de máster.
“En esta ocasión contaremos con la ayuda de Socidrogalcohol, primera sociedad a nivel nacional que atiende la adicción del alcohol, y con varios ponentes de gran relevancia a nivel estatal, como Paco Pascual y, seguramente, Francisco Babín. También es un orgullo que hayan confiado en nosotros para que en 2022 organicemos en Tenerife su evento anual”, indica Lorenzo.
El compromiso con los tinerfeños de la Asociación San Miguel Adicciones nadie lo pone en duda pero, con todo, admiten las dificultades tras los recortes de la crisis económica. “Para 2018 nos marcamos como objetivo sobrevivir. Intentar mantener todo lo que tenemos en marcha, seguir aportando nuestro granito de arena, e ir actualizando y reciclando cada acción en base a los cambios de la sociedad y los usuarios”, concluye De la Rosa.