La presencia de microfibras sintéticas, semisintéticas y de otro tipo en el mar puede ser hasta mil veces mayor que la prevista por los modelos utilizados hasta ahora para estudiar el gigantesco problema de contaminación que provocan los plásticos en todos los océanos. La ONG Adventure Scientist, el Colegio del Atlántico de Maine (EEUU) y la Universidad de Virginia (EEUU) acaban de publicar en la revista Environmental Pollution el resultado de un estudio sobre la presencia de microfibras en 1.628 muestras de agua tomadas en todos los océanos entre 2013 y 2017, con un enfoque diferente al que habitualmente se emplea para calcular la presencia de plásticos.

Los firmantes de este trabajo resaltan que las estimaciones más extendidas se basan en proyecciones hechas a partir del volumen de plásticos recogido en distintos puntos de los océanos con redes de arrastre, un método al que, a su juicio, se le escapa una parte muy relevante del problema: las microfibras de tamaño más pequeño que las redes no consiguen retener, pero que están en el agua.

Este artículo mide, en cambio, la cantidad de microfibras presentes en diferentes muestras de agua recogidas en la superficie de los océanos, tanto mar adentro como en la costa, en contenedores de un litro de capacidad, gracias a múltiples colaboradores.

De hecho, casi dos tercios de todas sus muestras fueron tomadas por los navegantes de la ARC, la regata a vela que cada otoño cruza el Atlántico desde el puerto de Las Palmas de Gran Canaria hasta la isla de Santa Lucía, en el Caribe, y que cubre más de 2.700 millas náuticas (5.000 kilómetros), la mayoría de ellas en océano abierto.