El grupo biomédico español ASCIRES, junto al Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), el Centro Nacional de Genotipado (CEGEN), el Hospital Clínico Universitario de Valencia y la Universitat Politècnica de València (UPV), ha creado un procedimiento, de bajo coste, para clasificar a las mujeres según el mayor o menor riesgo que tienen de padecer cáncer de mama.

Esto es posible gracias a un algoritmo bioinformático diseñado para filtrar y analizar la información genética e historial clínico de cada mujer, lo que permitiría a los médicos abordar su seguimiento de una forma individualizada y totalmente adaptada a cada caso.

El sistema de estratificación solo necesita la información que se obtiene a través de tres pruebas "rápidas y sencillas": un análisis de ADN a partir de una muestra de sangre, una mamografía y un test diseñado para conocer los factores personales que influyen en la predisposición de cada mujer a desarrollar tumores mamarios.

Se trata, por tanto, de un procedimiento que une de forma pionera la genética y la imagen para evolucionar la forma en la que actualmente se detecta la susceptibilidad al desarrollo del cáncer de mama, impulsando la prevención precoz y el seguimiento personalizado.

"Con este sistema conseguimos datos genómicos relevantes para el desarrollo del cáncer, que junto a otros factores como la densidad mamográfica o los hábitos de vida, nos permiten crear un algoritmo de riesgo para definir las probabilidades de sufrir cáncer de mama que tiene cada mujer", ha comentado el director del Programa de Genética del Cáncer Humano del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas y asesor científico del proyecto Brecanrisk, Javier Benítez.

La introducción de esta prueba supondrá, a juicio de los expertos, un "gran avance" para los actuales programas de cribado de cáncer de mama, donde las mamografías realizadas de forma periódica y a partir de cierta edad son, hasta ahora, un método incuestionable.

"Basar la prevención del cáncer de mama en un sistema de predicción de riesgo podría suponer un cambio en las políticas de screening a medio plazo. Quizás no hay por qué hacer mamografías bianualmente a todas las mujeres a partir de los 45 años, ya que la genética no cambia a lo largo de la vida. Con un método como Brecanrisk, que contempla tanto factores, genéticos como análisis de imagen mamaria y otros factores no genéticos, cualquier mujer podría saber cuál sería su riesgo de desarrollar este tipo de cáncer, lo que tendría una gran incidencia en la forma en la que se enfoca su seguimiento", ha detallado el experto.

En el proyecto han participado también el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), el Centro Nacional de Genotipado (CEGEN), el Hospital Clínico Universitario de Valencia y la Universitat Politècnica de València (UPV), contando con la financiación del Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (IVACE), el Instituto de Investigación Sanitaria (INCLIVA).