El decano del Ilustre Colegio de Abogados de Santa Cruz de Tenerife (Icatf), José Manuel Niederleytner, presidió ayer el acto de juramento de los nuevos abogados que acceden a la institución, que tuvo lugar en el Auditorio Adán Martín de Tenerife.

Niederleytner señala que estos letrados que se incorporan ahora a la profesión se enfrentan a varios retos. Uno de ellos es la "gran competencia" que existe en este ámbito. Aclara que "hay muchos abogados y eso tiene que estimular" a los recién llegados "para que se esfuercen por tener una mejor formación jurídica y profesional".

Según el decano del Icatf, en estos momentos están colegiados unos 4.000 abogados en la provincia, de los que 2.500 ejercen la actividad.

Explica que, antes de que se implantara la legislación actual para acceder a colegiarse, cualquier persona que obtuviera la licenciatura de Derecho se inscribía en la institución.

En cambio, en la actualidad, quienes acaban la carrera deben superar un máster y un examen realizado por el Estado para obtener la condición de letrado.

A juicio de Niederleytner, otro de los desafíos que deben abordar los letrados recién colegiados es la implantación de las nuevas tecnologías en el ejercicio de la Abogacía. Recuerda que, antes, toda la documentación se presentaba en papel, mientras que ahora se utilizan medios telemáticos para cualquier trámite ante los órganos judiciales.

El decano del Ilustre Colegio de Santa Cruz de Tenerife remarca que un tercer reto es "el respeto a las normas deontológicas de la Abogacía. Estima que "no vale todo" en el ejercicio de la profesión.

Estima que hay que "respetar las normas, a los compañeros, a los órganos judiciales y demás intervinientes en la Administración de Justicia". Y de los más jóvenes a los más veteranos. En el evento celebrado ayer en el Auditorio se entregó un reconocimiento a aquellos letrados que han desarrollado dicha actividad durante 25, 40 o 50 años. El único abogado que fue distinguido por ejercer de forma continuada la labor durante medio siglo fue Francisco Medina y Fernández-Aceytuno, que a sus 76 años, continúa trabajando en el marco del Icatf. Ayer no pudo recoger el premio personalmente. Y quien lo hizo por él fue su hermano Víctor, quien también fue reconocido por sus servicios a la Abogacía. De hecho, este último ejerció como decano del Ilustre Colegio de Abogados de Santa Cruz de Tenerife en la década comprendida entre 2005 y 2015.