El lecho pedregoso del milenario río Tigris ha emergido por una sequía y casi se puede cruzar a pie en la ciudad iraquí de Mosul, lo que supone tanto una amenaza para las cosechas como para las relaciones diplomáticas con Turquía, país al que Bagdad acusa de haber cortado el caudal para llenar una presa.

El bajo nivel del agua ha afectado a la marcha de las bombas de agua que riegan los cultivos y ha provocado que muchos campos se hayan secado, relata el campesino Mohsin al Yaryari, de 57 años y miembro de la Asociación de los Agricultores iraquíes.

"Nosotros, como agricultores, no tenemos capacidad financiera para perforar pozos", lamenta Al Yaryari mientras observa el cauce del río, en el pasado caudaloso y ahora plagado de islas de las que brotan matorrales.

El Tigris, además de suponer la principal fuente de la que se abastece Irak, es uno de los más importantes símbolos culturales e identitarios del país, y afronta desde hace unos años un continuo descenso de los niveles de agua por la sequía, que se ha agravado por el llenado de la presa de Ilisu en Turquía.

Por ello, el problema de la sequía ha saltado pronto a la esfera diplomática y ha llevado al primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, a criticar a Turquía por llenar la presa ubicada río arriba cerca de la triple frontera entre Turquía, Siria e Irak, a pesar de la preocupación que ha suscitado en Bagdad.

"El asunto es político y electoral, ya que Turquía quiso aprovechar esto para ganar los votos de los agricultores turcos" en los comicios en el país previstos para el próximo 24 de junio, dijo Al Abadi en una rueda de prensa este martes.

Las autoridades iraquíes aseguran que, de momento, no hay escasez de agua potable, pero muchos ciudadanos de Mosul no se fían y temen por su abastecimiento, en especial de cara al verano y en momentos que la ciudad aún está parcialmente en ruinas por la batalla para expulsar el grupo yihadista Estado Islámico (EI), que concluyó en esta urbe en julio del año pasado.

Al Yaryari asegura que "el problema no es solo de los cultivos, sino que se extendió" y ha causado la propagación de bacterias, lo que ha contaminado el agua, que según él no es potable.

El nivel de agua en la presa de Mosul, que abastece a esta ciudad del norte del país, se redujo en un 50%, dice el director de la misma, Riad Ezaldin.

El responsable relata que Irak padece una "sequía horrible", aunque asegura el agua ha bajado en especial desde que Turquía empezó a llenar la presa de Ilisu el pasado marzo.

En los últimos días, se notaron claramente las consecuencias del llenado de la presa turca sobre río de Tigris a su paso por Mosul, lo que -alerta- podría acarrear consecuencias graves.

El director del Instituto de las Estrategias de Agua y Energía (WESI en su siglas en inglés), Ramadán Hamza Mohamed, explica que la presa de Ilisu forma parte de un conjunto de centrales hidroeléctricas que está construyendo Turquía y asegura que afectará "enormemente" a la hidrología, morfología y el ambiente del río de Tigris.

Según el experto, el proyecto reducirá a 60 metros cúbicos por segundo el caudal del río, disminuirá el nivel del agua subterránea y, además, obstaculizará el paso de sedimentos, que fluyen durante la época de crecidas de primavera y son responsables por hacer más fértiles las tierras de esta región árida.

En las conversaciones de las cafeterías de Mosul, la preocupación por la falta de agua ha sustituido al tema recurrente de la destrucción de gran parte de la ciudad y las penurias de la posguerra.

En este marco, varios comunicadores iraquíes han lanzado en las redes sociales la etiqueta "Irak tiene sed" para presionar al Gobierno a intervenir y a coordinarse con las partes turcas e iraníes para solucionar la crisis, según cuenta el jefe de la Asociación de los Periodistas Jóvenes, Ali al Uadi.

Según afirmó ayer el primer ministro, el Gobierno de Bagdad sigue estando en contacto con Ankara y Teherán para solucionar la crisis del agua.

Además de a Turquía, las autoridades iraquíes han acusado a Irán de disminuir el caudal de varios ríos que bañan la región del Kurdistán iraquí y de los que también se abastece el Tigris.