Mufasa, Darth Vader y Terminator también tuvieron esclerosis lateral amiotrófica (ELA). No, no fueron los propios personajes, sino quien les dio voz durante años: Constantino Romero. En 2013, esta enfermedad, que pocos sabían que padecía, se llevó al reconocido actor de doblaje, apenas sin tiempo para que nos despidiéramos. Caso distinto -y mucho más atípico- es el del reconocido físico teórico Stephen Hawking, quien convivió 55 años con esta enfermedad que poco a poco le fue sustrayendo la capacidad de sus motoneuronas.

La realidad es que la ELA actualmente puede "tocarle" prácticamente a cualquiera. "Sabemos al igual que otras enfermedades neurodegenerativas más prevalentes, como alzhéimer y parkinson, las características patológicas y las células que mueren específicamente", como explica el biólogo molecular Abraham Acevedo Arozena. Sin embargo, los investigadores no saben ni por qué se produce, ni cómo se forma.

Acevedo Arozena, con su especialización en estudios genéticos, lleva años dedicándose al estudio de esta enfermedad, primero desde Inglaterra en el MRC Harwell y ahora, en la Unidad de Investigación del Hospital Universitario de Canarias (HUC). Admite que la complejidad de esta patología es lo que le llamó la atención, y también por lo que, junto a un equipo coordinado de investigadores, ha logrado "abrir una ventana" para conocer las causas que la provocan.

Para este estudio se han basado en el estudio del gen llamado TDP-43. Este gen aparece mutado en los casos menos comunes, los familiares, y se estima que tienen un papel relevante, no solo con esos pacientes, sino también en la mayoría de los casos de ELA. Lo es, según Acevedo, porque la proteína que produce este gen es el principal componente de las inclusiones de proteinasas -cúmulos de proteínas insolubles- que dan lugar a la muerte de las motoneuronas.

No obstante, y como incide Arozena, realmente el 95% de los casos son "esporádicos". Unos casos en los que no se tiene ningún tipo de pista sobre su desarrollo.

El 5% restante son familiares, y de ese, en el 5% hay una mutación en dicho gen y, por tanto, en su proteína. A pesar de lo pequeña que pueda parecer la proporción de enfermos que investigó este estudio, "esta ha sido tradicionalmente la ventana de entrada para estudiar la patología molecular de las enfermedades neurodegenerativas".

El estudio multicéntrico publicado en la revista especializada EMBO Journal buscó crear varios modelos de mutación en el gen de la proteína TDP-43 en ratones. De esta manera, se crearon tres cepas, una donde la mutación generaba pérdida de función de la proteína asociada a este gen, otra donde se generaba ganancia de función y una última que es similar a una mutación que produce ELA en pacientes.

Lo que descubrieron fue que la ganancia de función es la que, finalmente, genera la pérdida de las motoneuronas. Y es que la proteína TDP-43 realiza una importante función dentro de la transmisión y traducción genética. Concretamente, se encarga de cortar y pegar el ARN mensajero para que codifique perfectamente los genes, en una función llamada "splicing". Las mutaciones presentes en pacientes producen una ganacia de la función, provocando que la proteína se vuelva "más eficiente". Sin embargo, esa función aumentada también produce que algunos de los ARN mensajero se copien de manera deficitaria.

Aunque parece haber una relación entre esa ganancia de la función en el "splicing" y el desarrollo de Esclerosis Lateral Amiotrófica, Acevedo Arozena no se moja. "La razón por la que se produce la ELA aún es un misterio y lo será por tiempo", incide el científico. No obstante, esta investigación ha puesto un poco de luz en la oscuridad en la que se movían hasta ahora los investigadores.

A partir de ahora, y conociendo la relación de esta mutación concreta, el estudio continuará para ver si lo que produce "la cascada patogénica" es esta ganancia en la función de "corta-pega". Así, próximamente y mediante secuenciación genética masiva, se estudiarán hasta 30 genes diferentes para descubrir cuáles de ellos pueden estar influyendo en la neurodegeneración.