A la par del crecimiento de las redes sociales ha surgido un mercado de compra de popularidad ficticia. Hoy en día es posible comprar seguidores e interacciones para cualquier red social en forma masiva, e Instagram es la red social más pedida.

A diferencia de los seguidores reales que se obtienen espontáneamente cuando alguien decide seguir o interactuar con una cuenta, los seguidores comprados son asignados en forma automatizada por una compañía, que puede entregar miles en el curso de tan sólo unas horas.

El fenómeno se conoce como “astroturfing”, y consiste en la falsificación de la popularidad en medios online. Todas las redes sociales luchan contra estos servicios de entrega de seguidores, pero los hackers que crean las cuentas falsas también mejoran sus técnicas para evadir controles.

El caso Instagram

Instagram es un caso especial entre todas las redes sociales, ya que si bien no se trata de la que cuenta con más usuarios, ni la que más inversión en publicidad recibe, es la red social donde más se compran y venden seguidores e interacciones. Puede comprobarse en estadísticas de Google Trends que las búsquedas de sitios web para comprar seguidores en Instagram superan a las de Twitter y Facebook y crecen más rápidamente.

Estos servicios son fáciles de adquirir. Algunos sitios web para comprar seguidores en Instagram ofrecen servicios de 1.500 seguidores por tan sólo $17 dólares. También ofrecen suscripciones mensuales para obtener likes automáticos en cada publicación.

Según Juan Quaglia, especialista en marketing online, “Mucha gente usa Facebook para comunicarse con familiares y amigos. En cambio, Instagram es una red social más visual y allí van a lucirse. En este momento es la plataforma favorita de los famosos y los influencers, y comprar seguidores es una especie de cirugía estética digital. La gente lo hace para verse más popular y exitosa”.

De dónde provienen los seguidores comprados

Quienes venden seguidores de Instagram los procuran de cualquier manera posible. En algunos casos, se trata de cuentas fantasma conocidas como “bots”: cuentas que han sido creadas en forma masiva por hackers. Los nombres y fotografías en esas cuentas son generados al azar.

En otros casos, se trata de cuentas creadas por usuarios reales pero que están siendo controladas a través de una aplicación, a la que el dueño de la cuenta le ha dado acceso consciente o inconscientemente.

Por qué se compran seguidores

Las redes sociales han dado origen a una nueva profesión: el influencer o “famoso de internet”. Se trata de personas, generalmente muy carismáticas y/o atractivas, que tienen un gran número de seguidores e interacciones en sus perfiles. Marcas de primera línea pagan sumas sustanciales para que estos influencers publiciten y recomienden sus productos, ya que está comprobado que es mucho más eficaz que la publicidad tradicional.

Pero convertirse en influencer generando una audiencia importante es algo que toma mucho tiempo y dedicación. Puede incluso tomar años. Muchos deciden entonces tomar atajos comprando seguidores e interacciones, para mostrar una popularidad que en realidad no tienen. Es difícil a primera vista distinguir una cuenta con seguidores comprados de una cuenta con seguidores reales.

Cómo se lucha contra la compra de seguidores

A raíz del escándalo por la difusión de noticias falsas en redes sociales durante la última campaña presidencial estadounidense, tanto Twitter como Facebook anunciaron medidas para combatir acciones automatizadas.

Twitter es la plataforma que ha tomado medidas más estrictas contra la compra de seguidores. Decenas de millones de cuentas fueron suspendidas por ser consideradas “sospechosas”. La acción resultó en que muchas cuentas reales, incluso de celebridades, fueron temporariamente suspendidas, mientras que muchos usuarios vieron caídas abruptas en su cantidad de seguidores.

Por su parte, Facebook recientemente lanzó una campaña internacional bajo el título “Las cuentas falsas no son nuestros amigos”, destinada a mostrar que la red social está tomando medidas para combatir estas actividades. Sin embargo, en la práctica no se ha percibido ningún cambio notorio en las políticas del sitio web.

Instagram parece ser la red social donde la compra de seguidores crece más rápido e impunemente. Agencias de marketing online suelen “crear influencers” fácilmente: crean una cuenta nueva, publican fotos atractivas y compran seguidores e interacciones para esa cuenta, dando la imagen de que se trata de una persona popular.

Las compañías suelen trabajar con influencers en redes sociales para publicitar sus productos. Pero cuando las audiencias no son reales el dinero invertido es desperdiciado en cuentas fantasma. El problema es tan notorio que Unilever, el segundo más grande anunciante del mundo, anunció que no contratará influencers que hayan comprado seguidores, y no comprará seguidores para sus propias cuentas en redes sociales.