El pasado lunes, un mando de la Guardia Civil se quitó la vida en su pabellón (vivienda en un acuartelamiento) de Gran Tarajal, al Sur de Fuerteventura. Tenía 40 años, estaba encargado de una unidad especializada y utilizó su arma reglamentaria para suicidarse.

Se trata de la primera muerte de estas características que sufre el Instituto Armado desde que en julio del presente año entró en vigor el nuevo protocolo para evitar estos episodios dentro del cuerpo de seguridad.

A la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) no le convence este conjunto de medidas aprobado para tratar de frenar tales situaciones trágicas.

Antonio Tenorio Pérez, secretario de Prevención de riesgos y salud laboral de la AUGC en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, basa su escepticismo en dos argumentos. El primero es que la detección de los problemas de la víctima para prevenir un desenlace fatal recae sobre sus compañeros y su mando directo, según Tenorio. Pero, a veces, el protagonista percibe en su relación con el superior directo el origen de su "hundimiento personal".

El segundo motivo de desaprobación expresado por el representante de AUGC consiste en que el Servicio de Asistencia Psicológica de la Guardia Civil tiene un carácter de inspección y puramente burocrático, "pero no hace labores de prevención". El encargado de ese trabajo de atención psicológica es un teniente-coronel, que tiene su puesto en Las Palmas de Gran Canaria. Para Tenorio, es fundamental que la ayuda la preste "alguien más cercano". Y, en base a tal planteamiento, la AUGC cree oportuno que ese apoyo lo efectúe un gabinete o profesionales externos, con quien la persona afectada pueda dialogar y expresar sus sentimientos de manera más abierta.

Antonio Tenorio Pérez señala que la "conducta suicida es compleja y no hay una sola causa". Advierte de que pueden influir variables de tipo social, familiar, personal o laboral. Y advierte de que la administración tiene una responsabilidad para saber qué porcentaje de las circunstancias que llevan al suicidio están vinculadas al trabajo como agente, con el objetivo de que se adopten medidas preventivas más eficaces.

El nuevo protocolo de la Guardia Civil se aprobó el 24 de julio del presente año y sustituyó al anterior documento, que databa del 2005. La AUGC está a la espera de valorar, dentro de unos meses, los resultados de las nuevas medidas.

Para dicho colectivo, los elementos que pueden influir en estas muertes voluntarias son la idiosincrasia de la Guardia Civil, la cultura y los valores, el clima laboral, la jerarquía o las actitudes de sus miembros, entre otros.

El Servicio de Psicología del cuerpo dice que la conducta suicida de sus miembros está relacionada fundamentalmente con los problemas personales o familiares de los afectados; unido al hecho de que los agentes llevan pistola, según Antonio Tenorio Pérez.

Este representante de AUGC cita el trabajo publicado por el investigador Daniel Jesús López Vega, donde entrevistó a 1.084 funcionarios del Instituto Armado y que tituló "¿Todo por la patria? Clima y cultura organizacional y conducta suicida en la Guardia Civil". Tenorio comenta que, sin obviar los factores sociales, familiares o personales, en dicha obra se destaca que los elementos laborales "sobresalen sobre los demás".

En opinión de dicho portavoz de la Asociación Unificada de la Guardia Civil y del mencionado autor, existe una perversión de la jerarquía y la disciplina en el cuerpo, por la que se restringen derechos laborales de los guardias civiles, en particular en casos de acoso". Tenorio manifiesta que tampoco "hay herramientas que ayuden al trabajador a obtener mejoras laborales y eso tiene incidencia en la relación con los mandos".