Cuestionada o ignorada por muchos, incluidos dirigentes políticos, la Declaración Universal de Derechos Humanos cumplió ayer setenta años, un aniversario que llegó en circunstancias que más que a una celebración dan lugar a una reflexión sobre su vigencia y la voluntad real de cumplirla.

Un día como ayer de 1948 fue adoptado este documento, producto de la devastación causada por dos guerras mundiales, la Gran Depresión de los años 30 y el Holocausto, fecha que coincide con sendas conferencias internacionales sobre migración y cambio climático, dos temáticas con impacto directo en los derechos humanos.

Según la Declaración, "toda persona tiene los derechos y libertades" que ésta proclama "sin distinción alguna", incluyendo el origen nacional, un principio que varios responsables políticos occidentales se rehúsan a cumplir en el caso de los inmigrantes y refugiados. Quizás para llamar la atención hacia este problema, la alta comisionada para los Derechos Humanos, la chilena Michelle Bachelet, decidió pasar el día de ayer en Marrakech, donde se ha adoptado el Pacto Mundial para una Migración, Segura, Ordenada y Regular, que legalmente no fuerza a los países a nada y cuyo cumplimiento dependerá de su buena voluntad. A pesar de ello, países de la importancia de Estados Unidos, Chile, Italia, Israel y Australia, además de varios centroeuropeos, lo han rechazado y criticado, probablemente como una forma de revalidar sus políticas o planes nacionales antiinmigración.

No en vano, Bachelet dedicó en su declaración sobre este aniversario un pasaje a los líderes políticos "que parecen haber olvidado" la esencia de la Declaración. "Necesitamos rectificar esto y no sólo por hoy (ayer), en el aniversario de la Declaración, sino cada día y cada año... Hemos nacido libres e iguales, pero millones de personas en este planeta no se quedan ni libres ni iguales, su dignidad es pisoteada y sus derechos violados a diario", subrayó.

Mientras, en Canarias el Diputado del Común, Rafael Yanes, reconoció que se ha avanzado mucho desde que hace 70 años la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamase la declaración universal de derechos humanos, pero, añadió, es preciso reflexionar acerca de los egoísmos que pueden poner en peligro el modelo de convivencia.

Yanes hizo este comentario durante la clausura de una jornada sobre derechos humanos y los mayores organizada en el y el Diputado del Común indicó que cuando se proclamó el mundo estaba horrorizado.

Desde la proclamación de la declaración universal de derechos humanos es cierto que se ha avanzado mucho y que Europa no está en guerra, señaló Rafael Yanes, quien apuntó que en algunas cuestiones se ve que vuelven peligrosamente algunos egoísmos de los años treinta del siglo pasado.

Esos egoísmos se produjeron tras una crisis económica similar a la actual, declaró el diputado del común, quien planteó que se deben tener en cuenta las consecuencias de aquellos años para no repetirlas.

Bermúdez, contra los extremismos

El salón de Plenos de Santa Cruz acogió ayer el acto de celebración de la declaración universal de los Derechos Humanos, una jornada presidida por el alcalde capitalino, José Manuel Bermúdez, en el que puso en valor la posición de la Ciudad como punto de defensa de los mismos desde "una perspectiva de humildad" y frente a los "extremismos".

Bermúdez, que estuvo acompañado por la directora de la Fundación Cepsa y la presidenta provincial de Cruz Roja, Belén Machado y María Teresa Pociello, respectivamente, y la catedrática de Derecho Internacional Público de la Uned, Concepción Escobar, defendió la plena vigencia de la declaración, apuntando que "es importante lo que se ha conseguido y lo que queda por hacer y es ahí donde tenemos que esforzarnos", defendiendo "el carácter liberal y tolerante de la ciudad frente al fanatismo o las pulsiones extremistas" y defendió "la plena vigencia de la Declaración de los Derechos Humanos".

El regidor destacó la labor realizada por la organización humanitaria y la propia Fundación a través de sus proyectos sociales, pero afirmó que "la única forma de luchar por los Derechos Humanos es desde lo local", un punto en el que el ayuntamiento santacrucero aporta su granito de arena.

Precisamente Machado reafirmó el compromiso global con la declaración poniendo sobre la mesa los proyectos que desarrolla y que contribuyen de una forma u otra a lograrlo a pequeña escala, mientras que Pociello resaltó su trabajo directo en favor de los Derechos Humanos en todo el mundo.