Se vive más o menos con un euro al día, cuenta prácticamente con los mismos habitantes que Canarias - actualmente tiene 2,1 millones- y tan solo cuenta con un urólogo con formación especializada para toda la región. Gambia es uno de los países más pobres del mundo, de hecho, prácticamente la mitad de la población subsiste con grandes necesidades.

Según el informe de desarrollo humano de 2018, editado por Naciones Unidas, Gambia ocupa el puesto 174 de 189 países en índice de desarrollo. Su salud es precaria, lo que queda reflejado en esperanza de vida, que apenas llega a los 61 años y que se confirma con su inversión en sanidad, que es un 1,8% de su PIB.

Por esta razón, cuando David Hernández y Víctor Ramos, urólogos del Hospital Parque y el Hospital Universitario de Canarias (HUC), llegaron al país comprobaron rápidamente la situación en sus carnes. Los dos especialistas emprendieron su viaje en noviembre, con el objetivo de pasar una semana en uno de los dos hospitales de tercer nivel de la región para agilizar las listas de espera.

El Hospital Parque esponsorizó la misión, financiando el material fungible para operar como sondas vesicales, catéteres y suturas. Además, los propios especialistas trasladaron material caducado de pocos meses que en España, por ley, no se puede utilizar. "Si las sondas están estériles y cerradas, aunque caduquen, siguen estando estériles", concretó Ramos.

Con todo eso, y sus conocimientos, Hernández y Ramos cogieron sus mochilas y se aventuraron a un país que jamás habían pisado, a operar en un hospital de tercer nivel cuya infraestructura data de 1850. No obstante, su amplio conocimiento sobre la sanidad de otras regiones del tercer mundo les ayudó a adaptarse rápidamente a este medio en el que el material escaseaba y las condiciones de trabajo se tornaban muy precarias.

"Operábamos con una lámpara y, en ocasiones, hasta con la linterna del móvil porque a ciertas horas se realizaban cortes de luz", relata David Hernández. Esta situación se repetía con el suministro de agua, que por las tardes era totalmente inexistente. "Nos dejaban botellas de agua para lavarnos las manos", describe el urólogo.

En los quirófanos, dotados con material del siglo pasado, se siguen realizando intervenciones con técnicas que prácticamente están extintas en los hospitales de España. "La cirugía que se realiza es la abierta. Yo aprendí así, pero los cirujanos jóvenes tienen menos experiencia en este campo, por lo que se ven más inseguros y lentos", explica David Ramos, que concluye que en estos países hay un aprendizaje bidireccional. Por un lado, los cirujanos autóctonos pueden aprender a organizarse de una forma más estandarizada y por otro, los extranjeros, como los urólogos de Parque, vuelven a practicar intervenciones de una manera más tradicional.

"Es otra medicina", constata Hernández, quien ha reflexionado mucho tras su paso por Gambia y otras regiones pobres del mundo. "Aquí en Canarias nos sobra de todo y, aunque nuestro sistema es mejorable, evaluándolo desde dentro constatas que es muy bueno", remarca el urólogo. En cuanto al desarrollo del país, ambos especialistas están de acuerdo en que necesita "un cambio de mentalidad".

Acaban de salir de una dictadura y prácticamente en toda su historia han estado abocados a ser una colonia, por lo que "la mentalidad europea del rendimiento y la productividad lo tiene muy poca gente allí". Por esta razón, Ramos concluye que especialmente, en esta región, "se debe cambiar la mentalidad de la población para que no crean que la personas a la que vas a formar se van a posicionar por encima de los demás".