La Asamblea General de Naciones Unidas ha aprobado formalmente este miércoles el Pacto Mundial para las Migraciones, cerca de una semana después de que un total de 164 estados miembro lo suscribieran durante una cumbre en la ciudad marroquí de Marrakech.

La votación se ha saldado con 152 votos a favor, doce abstenciones y 24 países que no han votado. Además, Estados Unidos, Hungría, Israel, Polonia y República Checa han votado en contra.

El secretario general de la ONU, António Guterres, ha aplaudido la aprobación del acuerdo y ha resaltado que el mismo "reafirma los principios fundacionales de la comunidad global, incluida la soberanía nacional y los Derechos Humanos, al tiempo que se apunta al camino para acciones humanas y sensibles que beneficien a los países de origen, tránsito y destino, así como a los propios migrantes".

"En un momento en el que la cooperación internacional es más importante que nunca, este pacto da una plataforma precisamente para eso. Pide una mayor solidaridad con los migrantes en situaciones de lamentable vulnerabilidad y abuso", ha sostenido en su comunicado.

Asimismo, ha manifestado que el pacto "subraya la necesidad de anticipar futuras tendencias, desde los mercados laborales hasta los impactos del cambio climático" y "destaca el imperativo de diseñar caminos más legales para la migración, lo que ayudará a actuar contra el tráfico y la explotación".

Guterres ha dado por ello las gracias "a todos los que han ayudado a hacer fructificar este paso fundamental" y ha expresado su deseo de que "los países que han decidido quedar al margen del proceso vean el valor del pacto y se unan al mismo".

"El liderazgo será crucial a la hora de dar vida al pacto y evitar los mitos y el discurso desdeñoso que se ha convertido en demasiado frecuente", ha dicho, al tiempo que ha resaltado que la recientemente creada Red de Migración de la ONU "está dispuesta a ayudar a los estados miembro y todos los socios mientras luchan juntos, con un espíritu de respeto y propósito común, para lograr que la migración funcione para todos".

En septiembre de 2016, los líderes mundiales firmaron la Declaración de Nueva York durante la Asamblea General de la ONU por la que se comprometían a la elaboración de un Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, el cual, tras arduas negociaciones, vio la luz el pasado 13 de julio, con el beneplácito de todos los estados miembro, con la excepción de Estados Unidos, que con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca se desmarcó de la iniciativa.

En las últimas semanas, algo más de una decena de países han seguido sus pasos, el último de ellos Chile, que el domingo anuncio que no firmaría el pacto. Además de estos dos países, también han decidido quedarse fuera Austria, Hungría, Polonia, Estonia, Bulgaria, República Checa, Israel, Australia y República Dominicana. El Gobierno italiano ha dicho que pedirá al Parlamento que se pronuncie sobre el texto antes de proceder a su firma.

EN QUÉ CONSISTE EL PACTO

El pacto constituye el primer acuerdo global que busca gestionar los flujos migratorios, respetando la soberanía de los estados, y aprovechando los beneficios que la migración conlleva, además de proteger los derechos de quienes deciden emigrar hacia otros países.

El documento firmado en Marrakech se estructura en torno a 23 grandes objetivos entre los que figuran la cooperación para hacer frente a las causas que motivan la migración o mejorar las vías de migración legal, así como medidas contra la trata y el tráfico de personas, para evitar la separación de las familias, usar la detención de migrantes sólo como última opción o reconocer el derecho de los migrantes irregulares a recibir salud y educación en sus países de destino.

Asimismo, según explica la ONU, los estados se comprometen a mejorar su cooperación a la hora de salvar vidas de migrantes, con misiones de búsqueda y rescate, y garantizando que no se perseguirá legalmente a quien les dé apoyo de carácter "exclusivamente humanitario". También prometen garantizar un regreso "seguro y digno" a los inmigrantes deportados y no expulsar a quienes se enfrentan a un "riesgo real y previsible" de muerte, tortura u otros tratos inhumanos.