El Papa ha señalado que "la oración no es un acto hipócrita" ni "ateo" que "no tiene otro interés que ser admirados por los demás", durante la primera Audiencia General de este año.

"El único testigo de la oración cristiana es la propia conciencia, pues es un diálogo íntimo con el Padre que nos ama", ha destacado.

Durante la catequesis, en la que ha reflexionado sobre la oración, el Pontífice ha señalado que el mandamiento del amor de Dios "lleva hasta las últimas consecuencias". Así, ha explicado que para Jesús las personas dichosas son las que "no tienen un gran prestigio en la sociedad" pero son capaces "de amar" y "de trabajar por la paz".

"Nosotros somos hijos de ese Dios, no superhombres capaces de lo que nadie puede hacer; al contrario, somos tan pecadores como los demás, pero podemos ponernos delante de la zarza ardiente del misterio divino y llamarle Padre, dejándonos renovar por su potencia y reflejar un rayo de su bondad en este mundo sediento de bien", ha asegurado.

En este contexto, ha destacado que "Dios no quiere ser ''amansado'' con largas retahílas de adulaciones, como hacían los paganos para captar la benevolencia de la divinidad" sino que "basta hablarle como a un padre" que sabe lo que necesita el hombre antes incluso de decírselo.

Finalmente, ha invitado a los fieles a mantener "siempre abierto" el canal de comunicación con Dios.