Las desapariciones de menores de edad provocan la desesperación de sus padres y otros familiares. Cada vez se articulan nuevos medios para favorecer su localización y, en la mayoría de los casos, estos episodios acaban en fugas de uno o varios días. Recientemente, en redes sociales y grupos de whatsapp se ha divulgado una supuesta moda relacionada con que algunos de estos adolescentes se marcan un reto con sus conocidos para desaparecer durante 48 horas. Sin embargo, tanto el representante de SOSDesaparecidos en Canarias, Santiago Carlos Martín, como policías que trabajan en este tipo de asuntos rechazan que en el Archipiélago o en el resto del país se haya constatado tal práctica. Es decir, que, de ser cierto tal comportamiento, es propio de otros países.

En las últimas semanas sí se han producido diferentes denuncias de desapariciones de menores, que, afortunadamente, han sido localizados pocos días después. Los agentes consultados aseguran que, en la inmensa mayoría de las veces, estas situaciones no llegan a tener el calificativo de "alto riesgo".

Santiago Martín reconoce que "hay un repunte importante en la desaparición de menores". El portavoz de SOSDesaparecidos destaca la importancia de adoptar medidas de prevención y seguimiento de estos jóvenes antes de que ocurran los hechos. Y, una vez que se producen, Martín demanda una atención adecuada a las familias y una comunicación eficaz para localizar a estas personas lo antes posible. Sobre los factores que influyen en estas "fugas" de varios días, Santiago Carlos Martín apunta que "cada vez existe menor tolerancia hacia las personas que tenemos alrededor y que son los seres queridos".

Un funcionario policial consultado por EL DÍA refiere que, en un 80% de los casos de desaparición de menores, estos forman parte de "familias desestructuradas o en que los padres están separados".

En el caso concreto de las chicas adolescentes que protagonizan estas denuncias, este agente comenta que "la mayoría de las veces lo hacen porque sus padres no aprueban su relación de pareja". Advierte de que también pueden darse otras circunstancias. Por ejemplo, que el menor sufra maltrato por parte de sus progenitores o la pareja de alguno de ellos. Este profesional apunta que, otras veces, tratan de eludir sus responsabilidades. Es la situación de un menor que es denunciado por su madre por agredirla y, cuando le llega la citación del juzgado para acudir a juicio, decide abandonar su casa para no ir a la vista.

Dicho policía indica que, a veces, con la huida pretenden "ejercer un castigo a los padres".

Otro policía que interviene habitualmente con adolescentes en muy diversas realidades comenta que, en muchas ocasiones, el abandono del hogar familiar o del centro de acogida en el que residen coincide con grandes fiestas, eventos o conciertos, como los Carnavales, la Noche en Blanco o un festival musical donde se sabe que va a haber decenas de miles de asistentes.

Apunta que, otras veces, deciden marcharse unos días si alguno de los progenitores trata de imponer normas rígidas que frenen sus hábitos de riesgo. Por ejemplo, una chica de 14 años llevaba cuatro días desaparecida de su casa. En realidad, se encontraba en el bloque de viviendas de al lado, en el domicilio de una amiga que, a su vez, permanecía fugada de un centro de protección.

También pueden registrarse realidades rocambolescas, como el caso de un adolescente que es ingresado por las autoridades en un determinado recurso para ofrecerle protección respecto a su familia biológica y que, después, deja dichas instalaciones para regresar con sus seres queridos.

Ambos agentes consultados coinciden en que, en muy pocos casos, se trata de situaciones de "alto riesgo".

En un municipio del área metropolitana de Tenerife, en lo que va de año ya se han producido cinco intervenciones por adolescentes fugados de sus casas y otros tres casos por menores que abandonan los centros en los que residen.