El 58,8% de las personas atendidas por Cruz Roja, es decir, más de la mitad de los usuarios, tienen que elegir entre pagar gastos básicos, como llevar una alimentación adecuada, o abonar suministros, como las facturas eléctricas para calentar sus hogares.

Esta es una de las conclusiones del boletín número 17 sobre la vulnerabilidad social asociada al ámbito de la vivienda y pobreza energética, un estudio cuya muestra son las 1,7 millones de personas atendidas por Cruz Roja, de las que 470.000 están en situación de extrema vulnerabilidad.

"La mitad de las personas que atendemos tienen que hacer elecciones bastante inaceptables, por ejemplo: detraer del presupuesto familiar dinero de alimentación para poder pagar el alquiler o los recibos de suministros. No se trata de que se queden sin alimentarse pero sí es una alimentación de mucha peor calidad", explicó ayer Susana Gende, técnica en el departamento de Estudios e Innovación.

Ese casi 60% de usuarios, debido a las altas facturas eléctricas, no disponen de dinero para asumir otros gastos básicos imprescindibles. Cruz Roja rechaza el dilema al que se enfrentan muchas familias de tener que elegir entre "alimentación o calefacción".

De acuerdo al análisis realizado por Cruz Roja y la Universidad Carlos III, el 56,2% de las personas atendidas asegura que los problemas de vivienda y la pobreza energética tienen consecuencias en su salud, como enfermedades respiratorias, reumatismo o artrosis. El 35% no invita a nadie a su casa por eso y para más del 28% afecta al rendimiento escolar y la asistencia al colegio de sus hijos e hijas.

El 77% de los atendidos afirma que tiene dificultades para llegar a fin de mes y para el 65% los gastos de la vivienda suponen "una carga pesada". Un 37% declara pasar frío durante el invierno.

El 57,6% del encuestados que son población activa están en paro; y de los que tienen empleo, el 89% (tasa de pobreza laboral) vive por debajo del umbral de la pobreza, con menos de 710 euros al mes.