La doctora en Psicología Celia Nevado afirma que los abusos sexuales a menores de edad hay que denunciarlos a un Juzgado, a la Fiscalía o la Policía desde que se tengan sospechas de los mismos, es decir, que no hay que esperar a tener certezas o miedo. Esta especialista comenta que la rapidez a la hora de investigar un caso resulta fundamental, tanto para frenar el problema en la víctima como en otras posibles personas afectadas en el futuro.

Nevado impartió ayer un seminario sobre intervención en situaciones de abuso sexual contra menores en la sede de Presidencia del Gobierno. El objetivo de este evento fue divulgar el trabajo que la Fundación Márgenes y Vínculos desarrolla desde hace un año y medio en Canarias. Dicha ONG está especializada en asistencia a menores que se han visto afectados por este grave problema y a sus familias. Su presencia en las islas se debe a un convenio firmado con la Dirección General de Protección a la Infancia y la Familia del Gobierno autónomo.

El nuevo recurso fue presentado ante trabajadores sociales, profesionales del sistema educativo, policías, psicólogos o funcionarios de diversas administraciones.

Uno de los objetivos del encuentro formativo fue exponer las "herramientas que existen para conocer la realidad sobre este asunto y saber que ocurren más casos de los que pensamos".

Celia Nevado señala que, según algunos estudios, se estima que entre un 15 y un 20 por ciento de los menores sufren algún tipo de abuso sexual.

Esta psicóloga comenta que los profesionales que trabajan con menores deben saber qué indicadores hay que tener en cuenta para detectar abusos sexuales. Y, además, es necesario que sepan cómo actuar.

¿Y cómo se puede apreciar que se está ante un afectado por un delito? Aclara que, por ejemplo, los niños más pequeños suelen relatar la existencia "juegos raros", tienen conductas inapropiadas para su edad o cuentan lo que hacen con un adulto. Indica que los menores de más edad ya son más conscientes de la situación y tienen más reparos a la hora de explicarlo. Los adolescentes se atreven a decirlo "cuando ya no pueden aguantar más". Celia Nevado apuesta por que los padres informen a los niños qué contactos en su cuerpo son adecuados y cuáles no. Eso sí, el lenguaje utilizado por los progenitores debe estar adaptado a la edad del hijo. De forma paralela, los pequeños deben tener un espacio de confianza con sus padres para que cuenten cualquier situación "rara" que les ocurra y así poder solicitar ayuda. La portavoz de la Fundación Márgenes y Vínculos aclara que su papel es asesorar a profesionales, padres y otros actores, así como fomentar la coordinación entre todas las partes, para evitar la "victimización secundaria" del menor; es decir, cómo el proceso jurídico o asistencial puede afectar negativamente a los menores. Nevado se refiere, por ejemplo, a que la víctima tenga que contar muchas veces su experiencia negativa o que las acciones de órganos judiciales y administraciones no estén suficientemente coordinadas.

Esta experta señala que el ámbito de los abusos sexuales es amplio, es decir, desde los tocamientos o penetraciones a menores, hasta la violencia sexual hacia adolescentes, bien a través de las redes sociales (exigencia de fotos y vídeos sexuales bajo chantaje), o bien las amenazas directas por parte de parejas para que mantengan relaciones sexuales. La Fundación Márgenes y Vínculos trabaja desde julio de 2017 en el Archipiélago, pero tiene 20 años de trayectoria en Andalucía, así como en Extremadura. Esta organización no gubernamental dispone de dos psicólogas y una trabajadora social en Tenerife. Y un equipo igual desarrolla su labor en Gran Canaria. Sobre la implicación de personas en los ámbitos educativos o sanitarios, por ejemplo, para denunciar estas situaciones, Celia Nevado apunta que "hay de todo". Por eso cree oportuno que dichos profesionales "no tengan miedo" y que aquellos que quieran actuar bien sepan los recursos que existen. Esta doctora en Psicología reconoce que, en ocasiones, a las víctimas "no se les hace caso". Para Nevado, los padres pueden actuar de esa manera cuando "no quieren aceptarlo" y la negativa actúa como "mecanismo de defensa". Esa actitud agrava todavía más el problema. Nevado cree que a los niños hay que creerlos. Apunta que "es muy raro que se lo inventen y si, así fuera, también se les debe prestar apoyo". Los autores suelen ser familiares o personas que tienen acceso directo a las víctimas, por ejemplo, vecinos que los cuidan o las parejas de alguno de sus progenitores. Otras veces, los implicados en abusos a menores son ciudadanos con cierto prestigio social, como puede ser un entrenador deportivo, "al que se considera un Dios". Precisamente, en estos días se celebra en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife un juicio contra un preparador de atletismo, Miguel Ángel Millán, a quien dos jóvenes tinerfeños le acusan de aprovechar esa posición de superioridad para cometer abusos sexuales cuando eran menores.